opinión

El pulso del Falla

Por  11:28 h.
El pulso del Falla

Antes siquiera de que sonara la primera falseta, se sintiera el rasgueo de la púa sobre la cuerda, este Concurso ya viene marcado. Desde hace meses. Las ausencias ensombrecen el devenir de un certamen que de inicio levanta pocas expectativas, escasa ilusión, y quizás sea esa su mejor arma para salir airoso y no arruinar el mes a los gaditanos.

Es un pulso. Entre el Concurso más grande y parte de los más grandes autores del momento. Sin vencedores y con muchos derrotados, esos miles de aficionados que deberán desplazarse a lugares lejanos de su templo de coplas por supuesto rascándose el bolsillo. Desluciendo la competición, volteando el panorama.

Objetivamente, resulta difícil alinearse enteramente con una de las dos partes de esta confrontación. El COAC merece una revisión de arriba a abajo, cambios estructurales y no un simple maquillaje quitando los puntos de preliminares ni pamplinas varias. Su organización se ha emponzoñado de tal manera que cada paso es un nuevo descrédito y no hay año que el Falla no se alimente con una nueva polémica.

Las comparsas de Aragón y Carapapas se han aferrado a su libertad para plantarse y con su protesta cambiar un Concurso cada vez más surrealista. Pero complicado limpiar el patio desde fuera. Además, cuando (lícitamente) influyen también intereses económicos, y esta acción se acomete después de un fracaso (en el pasado certamen) y no tras un triunfo, que hubiera ofrecido mucho mayor respaldo a esa reivindicación.

Así acaba de arrancar un certamen de esos imprevisibles, que necesitará de su máximo poder de regeneración, con los clásicos y los aspirantes, para demostrar que con sus miles de defectos está por encima de los individuos. La historia recuerda que no es la primera vez, ni será la última, en la que se encontró en esta encrucijada y nadie lo pudo tumbar. Otra vez sucederá igual, los ?renegados? volverán tarde o temprano. Al menos queda la esperanza de que esta lección sirva para algo.