El despertar prematuro del sueño

Los grupos que se han quedado a las puertas de entrar en la Gran Final del Falla valoran la decisión del jurado

Por  15:07 h.
El despertar prematuro del sueño

Pocas ediciones del Concurso de Carnaval del Falla han acumulado tantas quinielas y tan diversas como éste. Los aficionados han asegurado uno o dos grupos de cada modalidad, pero pocos se han atrevido a arriesgar con un podio cerrado. El atísimo nivel en comparsa y chirigotas le ha puesto las cosas muy díficiles al jurado oficial, que ha optado por una línea conservadora a la hora de elegir a los finalistas. La aventura ha sido menor para los coros -vuelven a estar los de siempre- y para qué hablar de los cuartetos que tenían claro el resultado desde premilinares.

Los que se despertaron la pasada madrugada del sueño encajan este fallo con toda la deportividad que han sido capaces de reunir. A ninguno lo coge de nuevas y no han dejado que la rabia les reste ni un poquito de elegancia o educación. De ambas ha hecho gala Pedro Antonio Serrano ‘El Canijo’, que dice sentirse como «Miss Alabama cuando no entra en la última fase de Miss Estados Unidos». «La decisión del jurado es completamente subjetiva, como la de todos los jurados populares, pero hay que respetarla. Eso no quiere decir que esté contento, que hoy estoy pasando un día horroroso, pero es lo que nos toca», admite con resignación. La misma que piensa sacudirse con su chirigota No valemo un duro en la calle, porque «eso no nos lo quita nadie». 

Reconoce también ser experto en este tipo de entrevista como la que hoy concede a este medio: «Yo creo que tenemos ya la colección más grande de accésit del Carnaval de Cádiz», dice sin perder el humor. Aunque es posible que ese palmarés se lo pueda disputar otro autor, Paco Martínez Mora, que le ha puesto letra y música a El Vapor del sur. La afición asumía casi desde el principio del Concurso que ocuparía el hueco dejado por el Coro de los Niños, pero se ha colado el de los Estudiantes –La reina de la noche– que competirá en la final con los tres habituales. 

El autor no oculta la tremenda decepción que intenta digerir con estilo: «No hay de otra. Ya no por deportividad, sino por costumbre», reconoce. «El grupo lo lleva bien y lo mejor es que no ha perdido las ganas de subirse a los tablados». Alguno de los componentes incluso ha recurrido al humor asegurando que «el coro tiene ya un catálogo de babuchas más grande que una zapatería». 

Sin embargo, el autor admite sin reparo alguno que «esperaba un jurado más valiente», porque «no es lógico que los mismos siempre estén bien para entrar en la Final». De la misma forma aclara que con eso no quiere decir que este año no lo merezcan. 

El cambio de estilo, la apuesta por nuevos ritmos como el jazz y la vistosidad de la escenografía han sido sus grandes armas en la competición. Tal vez todo eso se haya quedado corto para avanzar en el Concurso, pero les ha servido para cerrar más contratos que otros años. Admite Mora que están «muy satisfechos» con los que ya hay apalabrados hasta el momento, teniendo en cuenta las limitaciones de la modalidad. 

Más incertidumbre se ha vivido en el pase de las comparsas del que se queda fuera La Azotea, de los hermanos Carapapa. David Márquez Mateos disimula como puede la decepción mientras atiende a la prensa, pero se muestra convencido de que «hay nivel para estar dentro» en alusión a su grupo. Eso no quita para reconocer la valía de las cuatro que han pasado a las que considera «grandísimas comparsas», pero «ya tenemos la experiencia de que si se escapa una ‘guantá’ nos la llevemos nosotros», se lamenta este autor que el año pasado competía junto a otro de los grandes ausentes en la Final, Tino Tovar. El ángel de Cádiz ha quedado séptima en la clasificación, una posición «de ciencia ficción». Así la define el autor que se toma «con mucha tranquilidad el fallo». Tovar es experto en pasar de la gloria al batacazo de un año para otro, pero no parece que eso le quite el valor para arriesgar. Es un sello más de su comparsa, tan reconocible como la elegancia con la que escribe pasodobles o la sensibilidad para tratar temas con los que pocos se atreven. 

«Creo que el jurado adoptó la postura desde preliminares, vio que una de las punteras no pegaba y encontró una razón para dejarla fuera, aun así, creo que la situación ha ido cambiando mucho de una fase a otra y hemos tenido dos días fantásticos», explica. Con eso se queda y con el trabajo de todos los componentes que este jueves viven, como tantos otros, el día más triste del Carnaval.