Desagravio

El duque del guano

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Quienes recurren a escribir coplas hirientes, insidiosas, groseras, blasfemas o inconvenientes, suelen justificarse con una frase hecha: «estamos en Carnaval»; cosa que yo nunca comparto puesto que el concurso, aunque forme parte del mundo carnavalero, se celebra en fechas que no son de Carnaval. Ya sé que es un matiz sumamente delicado, pero si yo fuera juez y tuviera que sentenciar en un caso de insultos vertidos en una copla, fallaría a favor del insultado.
Sin embargo, soy un ferviente defensor de la Libertad de Expresión; y en la medida en que ésta está sancionada por la Constitución, ni me escandalizo con letras que critiquen a las instituciones o personas públicas, ni me corto al escribirlas. No quiero censura externa ni interna.
He leído en la prensa que determinada cofradía va a realizar un acto de desagravio por (según ellos) los insultos proferidos, por determinadas agrupaciones, a la religión católica. No sé en qué consistirá dicho acto, pero me imagino que consistirá en unos rezos por las almas de los insultadores; porque no creo que vayan a emprender acciones legales.
Esta cuestión siempre crea polémica; pero me gustaría que la gente tuviera las cosas claras. Porque una cosa es criticar a la Iglesia, y otra intentar ridiculizar a las imágenes que mueven la fe de las personas. La Iglesia no es más que una institución cuya misión debería ser la de la observancia de la palabra de Jesucristo.
Pero la cabeza de la Iglesia, el Vaticano, cuida más los temas económicos que los religiosos y se preocupa más en reñir a los fieles por cosas sin importancia que a los que tienen que trasmitirnos la fe, que son los curas, por muchas infamias  que cometan.
El catolicismo no es más que una doctrina con unas normas para que sus seguidores las cumplan; en ese sentido es igual que el socialismo o el comunismo: todas tienen unas ideas que defender y unas normas para que esas ideas se lleven a la práctica; y si el comunismo puede ser motivo de críticas, no se entiende por qué el catolicismo no: todas las doctrinas están elaboradas por personas, y como nadie es perfecto, ninguna doctrina lo es; y si, encima, los que tienen que transmitir esas ideas carecen de credibilidad por su comportamiento licencioso, pues es de humanos caer en la tentación de ejercer crítica.
Distinto es cuando tratamos de ridiculizar a Jesucristo en la Cruz y a su sufrimiento; que aunque uno no crea en eso, procura respetar a los millones de personas que sí se cree que ese hombre murió por nosotros de esa manera.
Pero ojo, sólo porque hemos sido criados de esa manera y uno no quiere molestar a sus mayores; por otra cosa no; porque aquí nos hemos cachondeado con Mahoma, con el Lama y con cualquier representante de otra religión. No vayamos a querer ser más papistas que el papa.
Mañana será otro día.