Valoración: AQUÍ SE QUEDA
Presentación del coro que, desde el principio, suena poco gaditano. Se entiendo, vienen de Sevilla. El mensaje feminsita que llevan, aunque meritorio, no termina de calar. La unión de su leitmotiv y el tipo es la propia kriptonita de la agrupación.
Particular música de tango, con una variación de la falseta que no se identifica como ritmo propiamente gaditano hasta casi al final. El que no haya tocar de palmas, aunque sea tímidamente, es significativo. El primero, a los “malos de las películas”, a los políticos, “cuya banda son sus partidos”. “Se le puede hasta derrotar pero volverá por más cosas que le hagas”. Políticos de España ya encontraremos la manera de que desaparezcas de alguna manera”. El mensaje no deja de ser simple, aunque lo encajen en la metáfora del tipo. La música, en general, es tan particular que no permite el lucimiento de las voces. En el segundo de los tangos, piden perdón, “lo que digas acepto y además con agrado”. Piden perdón si alguna mujer se sintió molesta por la idea, fruto del desconocimiento, porque “yo nunca he sido excluido ni me he sentido un esclavo”. “Para eso está el Carnaval, para de tu lucha formar parte” van repitiendo, mensaje que dejan claro con un “Siento haberme equivocado, pero yo no soy machista”. “Apoyarte fue la intención con la que te canté… dime cómo puedo apoyarte y ahí estaré”. La disculpa, a lo José Luis López Vázquez, es tan excesiva que, en algunos momentos, parece hasta irónica. Tampoco es pa ponerse así.
Llegan los cuplés. El primero habla de Gran Hermano. De un tal Marco que parece ser muy guapo. No lo pillo y, a tenor por las risa del público, parece que gran parte del Falla, tampoco. En el segundo, echampleado, reconocen que no tienen mucha gracias, “aunque cantan mejor que la Chabelita”. Para ensayar, dieron mucha coreografía. Su truco para moverse en escenario y batea es meterse un… venga por hay ver si el predictivo acierta un SAtisfyer. ¡Premio! En el estribillo, animan al público, que ya empieza a tocar las palmas.
Y con una fiesta de sones, llega el popurrí, donde vuelven a repetir cómo se van desenvolviendo estos superhéroes. Suenan flojito y la percusión, aunque va marcando un ritmillo que invita a las palmas y a moverse, ahoga las voces. Su repertorio es más bien tristón, en el que repiten el mensaje feminista. Pero uno espera que, con ese look de superhérores, animen un poco más el cotarro.