El Gago ya trajo su cuarteto el fin de semana. Con los infantiles. ¿Cómo es posible? Pues porque Ángel tiene su miniatura, su ‘mini-yo’. Su pequeño Mario se asemejaba como un espejo en la actuación de ‘Marvel no hay más que una’. “Y eso que él se fija más en el Figue, eso me dice”, apunta el progenitor, que reconoce que “le sale innato”. Como a Asier, su otro hijo, que lleva la voz cantante junto a Maira y Noah en esta agrupación.
Detrás se nota la mano de un carnavalero que suma más de 20 años sobre las tablas y se estrena esta noche de martes con ‘Vida y obra de Juan Carlos I Bajodé’, de Moreno y Cossi pero con su director como rostro más reconocido. “Va a ser una actuación entre las semifinales y la final infantil”, reconoce después de todo lo que se ha escrito de sus vástagos. “Ha sido la vez que más nervioso he estado, ahí entre bambalinas. No lo he pasado peor en mi vida. A mí me gusta tenerlo todo controlado y en esta ocasión no podía”.
Gago dice que “me llevan pidiendo salir en un cuarteto desde que tienen uso de razón, pero a mí no me gusta que los niños compitan en estas cosas. Infantiles me gusta pero no los premios. Me he resistido porque no tienen esa necesidad y cada uno hace con sus hijos lo que piensa. Bueno, eso ahora queda chungo con lo del pin parental”, se ríe. ¿Y por qué ahora ha cambiado? “¿Tú has aguantado alguna vez a dos niños pidiéndote todos los días salir en un cuarteto? Po eso”.
De los pequeños ha aprendido mucho estos meses que ha dirigido los ensayos. “Son esponjas. Le llevas un cuplé el miércoles y te lo cantan el jueves. En eso no han salido a su padre. Y luego es difícil llevar los ensayos, porque se distraen con una mosca”. Y después ha comprobado cómo el Carnaval se hereda de padres a hijos como un legado único. “No es genéticamente, pero se nota que lo han mamado en casa. Nunca han querido ser chirigoteros, comparsistas o coristas. ¡Coristas! ¿Qué habríamos hecho mal si nuestro hijo nos hubiera dicho que quería ser corista?”, bromea con guasa.
Los consejos son claros: “primero, que disfruten. Es lo más importante a esa edad. Y después, tranquilidad, que no corran”.
El cuarteto siempre estará en crisis
Todas estas palabras son necesarias pues el cuarteto es la modalidas más compleja y castigada. De las 125 agrupaciones, sólo siete se apuntan a luchar con los dos palos y el verso. “Y no van a ser más, porque hacer un cuarteto es lo más difícil. Por cantidad siempre estará en crisis, aunque no por calidad. Si miras las otras modalidades, aunque haya 60, buenas de verdad tampoco son muchas”. Insiste en que “el nivel de exigencia es mucho más alto. O vale o no vale ná, no existe término medio. Y la chirigota lleva en crisis más de cinco años”.
Ellos ya hace tiempo que dejaron “los berrinches” a un lado. “Ya han sido suficiente sofocos”. El punto de inflexión lo marcaron con su regreso, con el que encandenaron varios premios consecutivos. Por ello no les importa que descansa su principal competidor, Manolo Morera, este 2020. “Nosotros hacemos un cuarteto que nos guste a nosotros. Cuando nos apuntamos no estamos pendientes de quién estará. Preferimos que estén todos porque es mejor para la modalidad, pero no es algo que nos preocupe”.
Aceptan que su opinión sobre lo que es o no un cuarteto de Cádiz provoque recelos entre algunos compañeros. “Son opiniones. Cada uno entiende el cuarteto como quiere, y esa es nuestra filosofía”. Rimado siempre, con una historia, equilibrio entre componentes. “Es lo que piensa el 90% de Cádiz pero no lo dicen. El resto en redes lo que hace es ruido. A mi nadie se me ha acercado por la calle para recriminarme lo que he dicho”.
Los que han visto ‘Vida y obra… ‘ en los ensayos aseguran que este año vienen fuerte. “Estamos muy contentos. El año pasado con la meditación íbamos muy tranquilos. Éste es más canalla”, advierte.