Noche de sexo, drogas y ¿Carnaval? Dura jornada. ‘Merda, merda, mucha merda’ con mucho salvaje y poco salvable. Que los árboles del final no nos impidan ver el bosque. El domingo arreciaba tormenta. Dolor tras el paso de Gloria. Y no decepcionó a aquellos que esperaban una sesión propia de preliminares. El cuarteto de Afanas El Puerto representaba un magnífico ejemplo de diversidad, integración e inclusión. Y es que en el Concurso del Falla caben todos, desde Huelva hasta Almería, de las Cabezas hasta el Perú. Por eso sorprende que en la propia capital, en ‘Cádi, Cádi’, aún desbarren y desconozcan las claves de una chirigota. Al menos, lo que no se debe hacer.
Pelillos a la mar, porque hasta en la inmundicia se encuentran motivos para la esperanza. Los portuenses ofrecieron una auténtica lección. No compite, pero como el 90%. Menos humos. La chirigota de Falu Valero y Fran Quintana inunda de buen rollo el escenario como es habitual ¿será su año? Y la comparsa de Faly Mosquera no desfallece en su pasión y potencia. Luego el listón se lo puede poner cada cual donde decida.
Merda, merda, mucha merda: El cuarteto de Afanas de El Puerto ofrecía una lección en el Falla. Es difícil sacar un cuarteto, muy difícil abrir sesión y roza la heroicidad lograr con diversidad funcional. Álvaro Galán ha conseguido demostrar que de lo imposible a lo posible sólo hay dos letras por mucho que el sendero sea largo y trabajoso. Siempre hay que derribar barreras, y en el Carnaval es obligado.
Rayadillo: La segunda parte de Los últimos de Filipinas. Coro correcto en sus formas, arraigado en la tradición, con el deseo de disfrutar en la calle y soñar con que suene la flauta en el Falla. Tango clásico y sencillo.
Habla que no te veo: O mejor no te escucho. Mala noche de la chirigota que apenas pilló el tono para interpretar un repertorio plagado de bastinazos de mal gusto y alusiones al consumo de sustancias estupefacientes.
Mala vida: Comparsa juancarlística, con afinación correcta pero… es que en todo es demasiado correcta, conservadora. Sino, se queda en una más de las 60 comparsas que pasan cada año por estas tablas.
Misión imposible: El misionero gaditano llega a las remotas tierras de un poblado peruano para llevarles el conocimiento y la fe. Chirigota original en su concepto, con un soniquete maravilloso y algunas pinceladas curiosas en el popurrí. Un soplo de aire fresco en una sesión infumable.
Noche de Gala: La comparsa de Almería vino fuerte. Densa e intensa. Un conjunto vocal y musical notable, quizás con exceso de voces agudas. Pero muy complejo el mensaje, la idea, difícil de digerir en tan poco tiempo. Los pasodobles irregulares en letra. Pero a su favor, por encima de la media.
Los salvajes: Faly Mosquera se despide con esta comparsa que es axioma de su filosofía. Potencia, pasión y afinación. Le falta algo de dulzura, bajar decibelios para apostar por una mayor belleza. Pero sigue siendo una agrupación notable con el sello del maestro.