La sesión de la noche de este jueves fue una sesión de nobleza. Su Majestad el tango, como le llaman los que gustan de repetir tópicos, contó con un condestable de lujo; Fali Pastrana, que trajo al teatro un tango clásico y un coro con sabor clásico y regusto melancólico. Pero con el aliciente de no sonar desfasado. Sin duda, estará en la pelea.
Como lo estará quien partía como cabeza de serie de la función, la comparsa de Martínez Ares. La chusma selecta presentó un tipo nobiliario y desarrolló la metáfora carnavalesca que impregnó, pero sin terminar de calar aún. En los sucesivos pases irá gustando más cuando se entienda mejor su complejidad. En el polo opuesto estuvo la comparsa portuense, que apostó por la sencillez para ganarse al público. Y sería injusto acabar sin hacer mención a la chirigota de Conil Las Yeni Walker
Los garabatos
El coro de Fali Pastrana fue una fantasía infantil y un goce para el clasicismo. Un coro de voces potentes en el que el tango ha sido el rey absoluto, mezclando la falseta clásica con innovaciones que no quiebran la norma. La escolta de sus hijos le han dado a Fali un toque fresco que se ha agradecido. La idea del tipo, bien desarrollada, puede seguir dándoles juego.
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Las Yeni Walker
Una de las sorpresas agradables de la noche. La chirigota empezó generando la impresión de chirigota ramplona, pero lo remontó rápido con unos pasodobles humorístico y críticos y unos cuplés que funcionaron. El popurrí fue la apoteosis de la agrupación, que conectó con el público y supo sacarle punta a un personaje que ya ha sido muy trabajado.
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El reino de los vivos
En una noche en la que todos esperaban la comparsa de Martínez Ares, los errores en las compañeras de modalidad se notan más. La comparsa sonó mal y desafinada y se fue viniendo abajo conforme avanzó el pase. Las letras tampoco le acompañaron.
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¿Qué disse cabessa?
La chirigota presentó una idea original: unos cazadores que tenían detrás unas cabezas de animales disecados. A partir de la idea, todo se fue torciendo. No se les escuchaba bien y el repertorio, con un estribillo con tufillo machista, no acompañó. En el popurrí trataron de levantar al público con cuartetas participativas que tampoco funcionaron.
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La cuenta la vieja
En una noche en la que todos esperaban la comparsa de Martínez Ares, los aciertos en las compañeras de modalidad lucen más. La comparsa dejó una impresión muy grata, uniendo a su juventud un soniquete suave y achirigotado que funcionó muy bien. Las letras fueron originales y el estribillo, juguetón, recordó a las primeras comparsas de Tino.
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Postdata: Te quiero
La comparsa de Tarifa venía con la vitola de la buena impresión que causó hace unos años 15+1. Pero el grupo no lució tanto. Cayeron en algunos excesos durante su interpretación aunque la idea la desarrollaron con elegancia.
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La chusma selecta
La más esperada llegó al final. Martínez Ares presentó una espectacular comparsa, con unos tipos cuidados al detalle y un bello forillo. Marca de la casa, el repertorio necesita de varias escuchas para disfrutarse y entenderse al 100%. En cualquier caso, sí puede destacarse la espectacular presentación y la música del pasodoble, con unas letras contundentes y directas. Ha puesto las armas sobre la mesa y parece que le llevarán muy lejos en esta edición del Carnaval de Cádiz.