¡Ojú, qué penita de Concurso! Y qué penita del Gran Teatro Falla, más cerca de convertirse en un vulgar campo de fútbol que en un escenario cultural de prestigio internacional. Un coliseo al que el aficionado acude para jalear a su agrupación, a su amigo o familiar, sin importar la calidad, el humor o la intención. O a ‘derrotar’ a ese grupo que no te cae excesivamente simpático y compite contigo o algún conocido. Ocurre siempre, cada vez más, y sin excepción de origen: el paletismo puede ser de Cádiz, Sevilla, Marbella, Écija, Arjona o Huelva. Y tampoco es cuestión de edad: quien cateto nace o se hace, cateto muere.
Pero el domingo, ante la mediocridad de la sesión, se recrudecía esta afición de trinchera. El bajo nivel propicia que el coliseo de los ladrillos coloraos rebose de padres, hermanos y amigos. La chirigota de Écija ‘¡Ojú, qué penita de patio! generaba una expectación abrumadora, por encima del ruido que han podido ocasionar las mejores chirigotas en las finales míticas. Es simpática, como muchas, y se agradece el trabajo, la ilusión, la afinación y su entrega, su cariño por el Carnaval de Cádiz, pero el repertorio está muy por debajo de la reacción de la hinchada, que huía en desbandada tras su actuación como si hubiera aviso de bomba. Y eso provoca la reacción contraria en quien observa con los ojos de un tercero.
En cuanto al coro de Pardo y Rivas, sufre como tantos el transcurrir incomprensible de las modas y le ensalzan los propios mientras le critican los ajenos. ‘Don Taratachín’ es una apuesta que penetra visual y musicalmente pero sigue compitiendo con un palmarés sin parangón. Lo dicho. El Falla es como el Carranza…
1.- ‘Don Taratachín’: Julio Pardo y Antonio Rivas llevan casi 30 años haciendo Carnaval e intentar ser original es prácticamente una quimera. Mantiene su sello, que es bastante. Potencia máxima, aunque algún problema de afinación producto de los nervios, las letras no defraudan a sus fieles: tango al adoctrinamiento independentista en Cataluña y palo a Kichi en el cuplé. Popurrí muy animado y con la complejidad de que irá cambiando. Va a pelear por todo.
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2.- ‘Los que pasan página’: Daban con la idea estos almanaques antiguos que se colgaban en las cocinas. Buscaron hacer el humor durante todo el repertorio aunque con escaso éxito. Si bien se ganaron la ovación del público foráneo.
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3.- ‘La cumbre’: La comparsa que lleve el nombre de Luis Rivero, aunque venga de Alcalá como es el caso, asegura afinación y buena interpretación. Pasodoble muy agradable musicalmente y con un mensaje original y positivo que cala y le puede dar el empujón a cuartos de final.
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4.- ‘Madre mía’: Pinchazo gordo. Sorprendía el pasado año su clasificación a cuartos, y este 2018 han estado muy por debajo de ‘Pesadilla en España’. Golpes que no acaban de cuajar, pese a que su intención siempre es buena. Se le notan los ensayos y su interés por agradar. Y eso esta tierra siempre lo agradece.
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5.- ‘La octava maravilla’: Comparsa portuense de nueva creación que impactaba con el tipo (está bien asumir ese riesgo) y que iba de más a menos. Les pesó su aparición por el Falla, las voces se resintieron en el popurrí. Juventud para aprender e ir mejorando.
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6.- ‘¡Ojú, qué penita de patio!’: Cuenta con una legión de seguidores multitudinaria, que se percibe en redes sociales y se comprobaba en la presentación de Eduardo Bablé. Nada más pronunciar su nombre se caía el Teatro. Antes de cantar, expectación de comparsa grande. Y risas continuas a cada gesto, a cada broma. Todos los golpes cuajaron. Es una chirigota que canta bien y busca hacer reír. Como tantas otras que pelean por el pase a cuartos de final.
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7.- ‘El incomprendido’: La sesión dejaba en cambio un muy buen sabor de boca gracias a esta comparsa de Almería. Los fugados que huyeron en estampida se perdieron a estos incomprendidos (original los bardos Asuranceturix), que han confeccionado un grupo potente para defender un repertorio más que digno. Especialmente emotivos los pasodobles. Están para dar otro pase más.
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