¡¡¡Pim, Pam, Pum!!!

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¡¡¡Pim, Pam, Pum!!!

Letra: Enrique Valdivia Bosch
Música: José Antonio Valdivia Bosch
Puntuación: **
San Benigno
Da igual cómo vengan. El coro de La Salle-Viña no necesita más apellidos que su tango para llenar el escenario, aunque sean poquitos. Vienen a batirse a muerte y comienzan a capela y con un gran resacón. Quieren defender su honor, un asunto de mujeres hay por ahí. Su duelo, cómo no, en La Caleta. Suena la falseta del tango viñero. La primera letra es para esa justicia que dicen que es ciega. Esa que de repente se ha vuelto injusta, absurda, la que deja las puertas abiertas a un violador. El pueblo se volverá contra la injusticia, o volverá el ojo por ojo y diente por diente. Si no cambia no es que esté sorda ni ciega, es que está muerta. El segundo tango se lo dedican a una viñera que vibra al ver pasar a su Cristo por la calle de La Palma. Siempre le rezó, desde que era niña y le llevaba con sus hermanos al Cristo de la Misericordia un clavel. Si hubiera nacido hombre le ayudaría cada Lunes Santo a cargar todas su culpas. Silencio que viene el Cristo de los viñeros, el que quiero, el de La Palma. Un cuplé para su suegra, que no lo puede ver, lo recibe a puerta gayola cada vez que va a verla. Tiene miedo a que alguien vaya a atracarla a casa, que por cierto vive en la calle Ancha, número 4, 2º izquierda. Amor de suegra. El segundo para el encuentro celestial entre Sara Montiel y Manolo Escobar. Entretenido el popurrí. Donde no hay vozarrones tiran de encanto. Agradable.
El Maligno
Se han presentado con un gran resacón y con las bragas en la mano. Más de una llega así los sábados a su casa de la Punta. La ?u? es una letra muy difícil, quizá por eso, cuando la sostienen, la voz se les va por Loreto. La verdad es que van a lo justo. En el Concurso no sé donde llegarán, aunque me lo imagino, pero en el tablao de La Palma van a dar el pelotazo con el tango cofrade. Tango de La Viña, tango lasaliano, el de Rosarillo y Carmela, me lo recuerdo a mí mismo, para que no se me olvide que tiene entidad propia. Cuidado, el afecto no puntúa.