Los bailarines

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Los bailarines

Autor letra Juan Fernández
Autor música Juan Fernández
Localidad Cádiz
En 2011 No salieron

CRÓNICA DE PRELIMIANRES

Puntuación: ***

Que no son borrachos, sino bailarines de las aceras, cantan los de Juan Fernández a la luz de las farolas en la efectista presentación. El grupo suena compacto, con una potente cuerda de segundas. Muy al tipo, defienden el buen beber en el primer pasodoble frente a aquel que vuelve a los hombres violentos. Cera de la buena para Cayetano en la segunda letra, que culminan reprochando al laborioso jinete que si los andaluces no trabajamos es por culpa de los cuatro señoritos como él que robaron las riquezas a este pueblo soberano. Los cuplés, mejores en interpretación que en letra y música, que recuerda por momentos a Los Hijos del Lama, a los propósitos de la alcaldesa para el 2012 y a la de gente que va a venir al Bicentenario, que a ver cómo aparcan en Cádiz. Fuertes aplausos tras el buen popurrí, con los ramalazos juancarlistas acostumbrados.

PASO POR CUARTOS DE FINAL

Puntuación: ***

De menos a más en la interpretación, dedicaron al drama del deshaucio una primera letra cruda y descarnada como exige el tema. Las dos novias de estos borrachos, la alegría y la pena, en el segundo pasodoble, más poético. Palito a ‘La Serenissima’ y ligoteos internacionales en los cuplés, simpáticos. No parecen superarse respecto al primer pase. // Vicente González

PASO POR SEMIFINALES

Puntuación: **

Pasodoble historia para empezar. Separación no es sinónimo de tragedia. Siempre quedan los recuerdos con la persona antes amada. Y, en este caso, también los hijos. La siguiente letra es una irónica crítica a la novelería de los españoles, que no consentimos que los franceses se rían de nuestro deporte pero asistimos impasibles a los verdaderos problemas de nuestro país. En el primer cuplé, Rajoy se asusta al ver a las niñas de Zapatero en la Moncloa. El segundo, a una abuela que se compar un Iphone, mejor en el desarrollo que en el remate. La novedad de algunas letras hizo que se apreciara cierta inseguridad en la interpretación. // Vicente González