UN DÍA CON... CARLOS MENÍ

Mafioso a tiempo parcial y cuartetero hasta dormido

El primer espada de Morera vive la jornada de su actuación con tranquilidad, sigue fiel a su ritual madrugador y saca tiempo para compartir los nervios con los amigos

Por  2:37 h.

 

No es casual que el gran público le considere uno de los nombres clave de la nueva época dorada del cuarteto. Pese a su juventud, ya acumula un puñado de primeros premios, y eso que en 2006 decidió dejar el Concurso. Afortunadamente volvió para unirse a un ‘dream team’ en el que cualquiera podría llevarse el Balón de Oro del cuarteto. Anoche actuó con ‘Los que cogieron al mono Amedio y lo quitaron de en medio’. Antes, pasó un día tranquilo, de sol y amigos. Los nervios, los dejó para la hora de la siesta.

9 HORAS

No por ser domingo cambia su biorritmo. Ha estado durante años levantándose a las cinco de la mañana para «trabajar en el pescado» y su cuerpo se ha acostrumbrado a dormir poco. Pasan un par de horas hasta que se decide a salir de casa. El sol que entra por su terraza, desde la que «se ve todo Cádiz», es una tentación demasiado grande. Pide un café manchado en una terraza del Campo del Sur. No para de recibir ánimos para la noche. «A mí, en realidad, esto me da mucha vergüenza. No deja de sorprenderme que la gente me llame por mi nombre sin yo conocerla, me pasa hasta fuera de Cádiz».

13 HORAS

Atraviesa La Viña. «¿Qué pasa calvo, que estás nerviosito, no?», «Selu que me han dicho que estás pálido», bromea con sus compañeros del cuarteto que le llaman por teléfono. «Somos amigos y eso se nota luego en el escenario». Desemboca en el Falla. Es su único ritual. Entra por la puerta de atrás, el escenario está diáfano, ni un alma en el patio de butacas. «Lo hago siempre. Es impresionante pensar en lo que va a ser esto esta noche».

17 HORAS

Come con la familia, y tras una pequeña siesta, se va a Los Dedócratas, a saludar a sus amigos de la chirigota de Santoña. A las seis y media se reúne con sus compañeros del cuarteto en la calle San Pedro. Charlan, se disfrazan y, antes de ir para el Falla, pasan por la calle Cuna Vieja, tocan la puerta de su antiguo local de ensayo. Ya no falta nada. Sacramento y a triunfar.