La veteranía, más que ser un grado, relaja. Pero lo justo: «Hay que encontrar el punto medio entre los nervios que paralizan y algo parecido al pasotismo». El que hace la reflexión es Leonardo Calle corista curtido en muchos frentes, considerado un oído privilegiado en la modalidad con más historia. Estuvo en el origen del celebrado coro mixto de Adela del Moral, tres años. Luego dio el salto a La Viña para formar equipo con firmas como Burgos, Martín… Anoche regresó al Falla con el conocido como coro del Lamas. Esta vez toca homenaje doceañista o «diezañista» porque ‘El asedio’ recoge el clima de aquel Cádiz acorralado por las tropas napoleónicas que se reunía en tabernas a discutir, sufrir y disfrutar. «Le hemos pedido permiso a Pérez-Reverte para usar el nombre, aunque no tenga nada que ver con la novela, y, como un caballero, nos dijo que no había problema».
9.00 HORAS
Ni se reserva ni pide el día libre. Leonardo Calle es responsable de la contabilidad de Horeca, la patronal de hostelería en la provincia, y arranca temprano el día que canta. Arrastra media gripe «hace dos meses» pero tampoco se arruga. Reuniones en el Ayuntamiento y vuelta a la oficina. Tampoco saldrá antes ni pedirá libre el día despues. «Todo normal, no tengo rituales, ni grandes nervios. Intento calmar a los demás y siento la responsabilidad de que guste, de soltarlo».
15.00 HORAS
Almuerzo familiar. Jornada convencional, «no soy de dormir siesta y no puedo forzarlo el día que canto. Como mucho, una cabezada en una butaca mientras veo un documental de esos de cocodrilos». Está ilusionado con la apuesta de este año. En 2010 nos quedamos a las puertas, en el cuarto lugar, y podemos dar un pasito más».
18.00 HORAS
En el Centro de Día de la calle Zaragoza, a 200 metros del Falla, empieza el ritual de vestuario y maquillaje. Leonardo habla con todos, asesora, pero se queda para el final porque se trata de ayudar a todos. La veteranía, más que un grado, relaja. A su propietario y a los demás.