Qué fue de los pasodobles sobre nuestro vaporcito. Sólo le queda al poeta cantar catamarancitos.
Mucho rajarse el gañote al cantar al Adriano y para ponerlo a flote no sale ningún pagano.
Ya no más cómo navega, ya más bien cómo se hundía. Hasta en eso se parece el vapor a la Bahía.
Del Adriano Tercero a Delphi y a Visteon desde Alestis a Astilleros, nos sabemos la canción.
El vapor como La Pepa se hunde por ser de aquí, una ciudad que sonríe porque le gusta sufrir.
El piloto del vapor ya sabemos donde está: El Concordia lo invitó a un crucero por el mar.
Qué pena de Paco Alba, de Caraballo y Martín, pues las coplas bajo el agua no saben sobrevivir.