BASADO EN UN HECHO REAL, POR JUAN JOSÉ TÉLLEZ

Con el Carnaval de Cádiz no se juega

Por  3:00 h.
Con el Carnaval de Cádiz no se juega

Con el Carnaval, niño, no se juega porque como diría Ana Belén corremos el riesgo de convertirnos en juguetes rotos. Y eso que ya ‘Los parapapá’ nos avisaron de lo difícil que le resultaba a Papá Noel repartir juguetes en Cádiz, porque no hay chimeneas. En un mismo fin de semana, dos agrupaciones han pasado por el Falla dispuestas a jugárselo todo. Ayer, sin ir más lejos, La comparsa de los Carapapas, como ‘Los muñecos de Cádiz’, con Angel Subiela y Carlos Brihuela ‘Carli’ como estrellas invitadas.de los hermanos Márquez Mateo. Y, el sábado, ‘Cai Story’, la chirigota del Sheriff, que ya ha sido nacionalizada y, en su vigésimo quinto cumpleaños ha decido convertirse, según avisan en su pasodoble, en patrimonio de todos los gaditanos: «Esta chirigota ya no es la del Sheriff. Esta chirigota es de ustedes».

Deja ya la gameboy, criatura, que aquí no pasan de una pantalla a otra si el Jurado no les reparte juego. Y mira como se mueven, con la jeta de Braza como le hubieran echado laca a su sonrisa y Buzz intentando hacer tipo desde una lejana galaxia. El tipo, que hace correr el riesgo de que lo comparen con la letra, corresponde a la factoría sevillana de Carmen de Giles, la misma que bordó hace dos años ‘Las muchachas del congelao’ del Canijo, aquel homenaje al hibernado Walt Disney y a todos sus personajes. Muy vistoso aunque más efímero que una fumée de El Bulli, pero que abre al menos grandes enigmas como, por ejemplo, por qué tuvo que ausentarse el guitarra inesperadamente durante las preliminares y, sobre todo, donde metió su larga cabellera rastafari bajo la peluca de Barbie.

El Sheriff no solo es Woody sino que es un clásico. Y el tipo de la agrupación no solo responde al estilo cabalgata de la Expo de la diseñadora sevillana si no a una tradición que al menos se remonta a ‘Los combois da pejeta’, primer premio del 88, que eso tendrían que enseñarte en la escuela y no las pamplinas de los logaritmos.

Música de Enrique Valdivia y letra de él mismo, de Luis María Rodríguez Rondán, Pepín Luna y Manuel Alejo. Hasta los soldados de ‘Cai Story’ se parecen a aquellos indios y vaqueros con peanas de plástico que era a lo que nosotros jugábamos de chico, antes de que se inventaran incluso los Geyperman, que también era el nombre de una agrupación de de Villegas, aquella comparsa infantil en donde actuaba Selu Monzón que en paz descanse.

«Somos, somos los combois,/somos, somos da pejeta,/y me gusta, me gusta, me gusta,/ joe, que me gusta, las niñas que tengan,/booin, booin, booin.», cantaban aquellos parientes retirados del indio apache que pusieron en la Avenida Kansas City de Sevilla.

En el Falla, siempre hubo más juguetes que en Toysarás. Como los osos de peluche de El Puerto o la comparsa de Jesús Monge de hace diez años, cuando dejó de ser juvenil con el primer premio de ‘La magia’ y se puso el pantalón largo. Claro que eso fue mucho antes de que su director, Andrés Morales Troncoso, se hiciera llamar luego Andy en un dúo con un tal Lucas, que sigue jugando con fuego en las listas de éxitos. Por eso no te enfades, hijo mío, cuando te quito las canciones del iPod y te pongo una antología de cuplés. Yo quiero lo mejor para ti. Que fracases y triunfes, algún día, sobre la tarima del Falla, y no que hagas el chorra en los 40 principales. El Carnaval no es ningún juego.