completo y absoluto desde que se ha levantado el telón hasta que ha
caído. No se puede definir de otra manera la actuación de La comparsa
de Momo, que ha demostrado que su éxito de preliminares no fue flor de
un día. Va a ser difícil superar esto, que eso no lo dude nadie.
Poderosa presentación, que además dice algo, no se limita a ir soltando frases bonitas. Los pasodobles, bien distintos uno de otro. El primero, más sentimental, contando la historia de un hermano que dona su riñón a otro, “se miraban los dos y sobraban las palabras”. El segundo, muy crítico con la política de vivienda del Gobierno y la actitud de bancos, notarios e inmobiliarias, al que le recuerda que “para que mi hijo tenga un hogar, tengo que vender mi vida para podérselo pagar”.
Los cuplés, de una gracia inusitada en las comparsas, e incluso en las chirigotas de este año, dedicados a la recomendación de comer conejo del Gobierno, pero con otro punto de vista diferente al picarón que se ha visto hasta ahora. El segundo, sobre las películas que se descarga del Emule y las subiditas de tono que se le cuelan algunas veces entre ellas. Muy buenos los dos, y coronados por un gran estribillo, muy gaditano.
Y como colofón, un magnífico popurrit, muy guerrillero y cantado con gran gusto y espectaculares voces.
Estupenda comparsa ésta. A ver quien es capaz de superarla.