Unos mormones muy poco devotos

Unos predicadores muy poco habituales sobre las tablas del Falla

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La chirigota No hay que ser mormón arranca la sonrisa del público del
Falla, que había reaccionado con cierta frialdad a la presentación, y
que no ha vuelto a ser el mismo desde que llegara el descanso.
Simpática presentación la de estos predicadores chlicaneros, justitos de voces y cortitos de letra, pero llenos de ilusión y derrochando empeño sobre las tablas.
El primer pasodoble, puramente chirigotero, han estado dedicados a Cádiz y a las letras de los himnos, tema muy actual y que hasta ahora no se ha escuchado tanto como podría esperarse. En el segundo, critica la actitud del gaditano que se calla la boca cuando tiene que defender sus intereses por miedo a la censura o a perder un premio.
Los cuplés, un tanto sosos, han ido para José Luis Moreno y el atraco de su casa (no parece de buen gusto bromear con algo tan serio). En el segundo han jugado con el dinero que ganan los comparsistas y el que ellos han sacado al estado al tener trillizos.
El popurrit, en la misma línea, digno, pero poco más.
No han hecho mal papel, pero no están preparados para aspirar a algo más que pasar el rato; al menos por el momento.