ellos han venido desde Barbate para regalarle sus coplas a un público
que ha respondido a medias a la entrega de esta
chirigota.
Ni fu ni fa. Más o menos esa es la sensación que se le queda a uno después de escuchar el repertorio de esta agrupación barbateña, que ha pasado sin pena ni gloria por las tablas del Falla, aunque, eso sí, dándolo todo y con el apoyo incansable e impagable de sus incondicionales.
Apañadita de voces y música, con unas letras más o menos comprometidas pero un pelín sosa y excesivamente acomparsada. Tras su presentación, han dedicado los pasodobles a realizar una defensa del cuento como herramienta de comunicación entre padres e hijos, mientras que en el segundo han pedido que no se permita que Barbate se muera por la falta de industria.
Los cuplés, un poquito descafeinados, igual que el estribillo, al que le falta un poco de gancho: “si en casa de mi suegra vivo encantado”.
El popurrit parece más largo de lo que es, pero es porque es un poco cansino en su ritmo y carece de la gracia que cabría esperarse de una chirigota, dando una impresión mucho más cercana a la comparsa.
En definitiva, una agrupación simpática, para pasar el rato y que deja con la sensación de que podrían aspirar a más con otro repertorio.