Aparecen repartidos por varias mesas en la presentación estos peñistas. Imitando la voz ronca del personaje creado por Los Morancos, se presentan ante el público los chirigoteros de Algeciras. El primer pasodoble toca el tema de las adopciones, narrando que siente por su hija adoptada, “que tienen porque su madre no la quiso”, el mismo amor que sentirían si la hubiesen parido. El segundo pasodoble, mucho menos afortunado, lo dedican a los empresarios explotadores, pero lo estropean al final, cuando afirman que al empresario quisieran verlo sobre un “andamio y que venga el viento y se lo lleve al carajo”. Si la idea es mala, la rima es aún peor.
Los cuplés dejan un gran sabor de boca al público, siendo ambos muy ingeniosos y aplaudidos. En el primero relatan sus penas porque sus mujers no les hacen caso en la cama, ya que siempre quieren ver el programa de coplas en la tele. Por eso han tenido una idea: ponerse en el yamentiende una peineta y una bata de cola. El segundo cuplé sigue con el mismo tema: su mujer ve la muñequita y decide colocarla sobre la televisión. Hasta que con tanto meneo le dicen que la deje quieta, que como la siga moviendo se le va a quedar chico el traje. Cuplé de fina ironía que no cae en el borderío. Gran ovación. El estribillo, pegadizo y divertido. ¿Cubatas a 2.50 en la peña? Habrá que hacerles una visita. El popurrí termina levantando a algunos sectores del público, que hoy parecen muy dispuestos a aplaudirlo todo. Están deseando que sus mujeres, además de mandarlos a la charcutería, a la carnicería, a la freiduría… los manden a la tintorería. Grandes golpes de humor y muy buena impresión la que ha dejado esta chirigota sobre las tablas del Falla.