Los Hijos de la Tierra II

La comparsa de Punta Umbría, plagada de buenas voces

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Las comparaciones son inevitables con Los Hijos de la Tierra de Luis Rivero y, aunque aquellos eran negros americanos y los de Punta Umbría africanos, desde que se alza el telón el comentario ha sido unánime. Y es que la puesta en escena es muy parecida, incluso con el árbol de la derecha del escenario. La presentación ha sido dinámica y alegre, algo que ha agradecido un público que ya espera ansioso las actuaciones importantes que se avecinan. En el primer pasodoble han relatado su amor por Cádiz, incluyendo un homenaje a Antonio Martín. Muy bonito y bien cantada, aunque quizás se haga excesivamente largo. El segundo lo dedican a esos menores delincuentes que sólo son menores ante el juez, pero son mayores para el resto de cosas.

Los cuplés dejan bastante que desear, aunque es de destacar el estribillo que reinvindica que el color de la piel no es importante. Más de uno debería aprender eso. En el popurrí derrochan juegos de voces que impresionan al respetable, que no esperaba un grupo tan bueno. Y es que los onubenses han dejado el pabellón muy alto y han cumplido con creces sus expectativas siendo un grupo de los que no importa escuchar más veces. El público ha agradecido con muchos aplausos su actuación y se ha dispuesto a ver a la chirigota de Manolo Santander, uno de los platos fuertes de la noche.