Pelotazo de invierno

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«Todo
el mundo sabe que los de La Marina están más cucurruitos», señaló en la
zona mixta el director de coreografías y meneos de la comparsa Piononos
y chamacos, con una sonrisita como diciendo «tú ya me entiende» y
advirtió que en semifinales cantarán un pasodoble a la soledad de los
bajantes en tiempos de sequía, donde homenajearan a Margarita la del
cántaro, una conocida mujer de la calle Lubet que cada verano, en los
días de mucho calor, se acerca hasta los bajantes de las casas de
vecinos de la calle para echarle un poquito de agua a las tuberías
«para que tengan un poquito de fresquito y restablecerles su ph…y
porque sino apestan mucho, carajo», puntualizó.

La
propia Margarita saldrá a escena durante el pasodoble y la agrupación
le entregará en riguroso directo una bandeja de Piononos y Chamacos
donada por la confitería Alameda de Cádiz. La estrategia no puede tener
más mala leche porque le da en la misma espinillera a El Bocaseca que,
por lo visto, haría un homenaje similar a Pepi la del losillo.

Toda
esta situación hizo que El Bocaseca exigiera la contratación del
octavilla con el fin de cantar como el orfeón donostierra en
semifinales y quitarle a los piononos una jartá de puntos en este
apartado de interpretación, ya que durante las preliminares los
analistas han observado ciertas carencias en el bombista de los
jerezanos, cuya contundencia en la percusión de la maza le llevó, en
dos ocasiones, a estar muy cerca de impactar en la coronilla del
guitarra mientras éste, en posición de encogido, se disponía a hacer un
soberbio punteado.

El consejo de administración
se movió con rapidez, «para que nadie me diga que soy más agarrao que
Antonio Muñoz», declaró el consejero delegado de la peña Albert
Tarradelles, que es catalán pero afincado en el Cerro del Moro.

Dicho
y hecho. A las once y media de la noche en la web oficial de Con aroma
a jocifa se anunciaba el fichaje del carachichi y los periodistas
recibían un esemese convocándoles de forma urgente a un cubata de
trabajo en el Hotel Playa Victoria donde se hizo público el fichaje.

El
Carachichi es, en estos momentos, el joven octavilla más prometedor del
Carnaval gaditano. Escogido el mes pasado por la Conferencia Oeste como
mejor C. A. V. M. (Chilliito Al Viento Man) de enero y nombrado por la
revista Cuarto y octavilla mejor cantor en do re sostenido del año, se
le considera uno de los mejores atacadores de pasodobles por la
izquierda con un espectacular uno contra uno en los estribillos y poder
ofensivo, aunque en los popurrís sabe recular para cubrirle las
espaldas al segunda si este sube a correr la cuarteta. En esta
temporada ha hecho ya cinco gorgoritos, uno de ellos de cabeza.
Confiesa que donde está a gusto es como octavilla aunque puede realizar
funciones de contraalto e incluso de cajera de mediana superficie.

Hijo
de El Caraconejo, El Carachichi ha concursado este año en la categoría
de juveniles con Los esófagos de Cádiz, considerados como primer premio
sin discusión. Sin embargo, carachichi, no cantará en la final con Los
esófagos al ser fichado por Con aroma a jocifa. El jurídico de la peña,
Martín Josefino Pleítodeplata señaló que no «habrá ningún problema en
su paso a adultos ya que está en edad juvenil y no ocupa ficha de
extrapuertatierrario, al haber nacido en El Mentidero».

El
Caraconejo, representante del Carachichi, dijo que su hijo «ha ido a
acostarse porque es muy profesional pero yo quiero decir que estamos
muy contentos de fichar por una comparsa puntera y que además tiene una
afición tan extraordinaria que nos grita hasta con las cortinas
echadas».

El padre de la criatura no quiso
decir el importe del fichaje, aunque se especula que ha podido percibir
un lavavajillas y el empapelado del salón comedor de la casa materna.

El
fichaje ha sido por dos carnavales con derecho a un tercero opcional si
logra más de 10 gorgoritos por año y no es apercibido de desafinado en
ninguna actuación.

El Peraverde, octavilla
titular hasta este momento de con Aroma a jocifa, abandonó ayer el
local de ensayo en su mobilete sin querer hacer declaraciones, aunque
fuentes cercanas al comparsista señalaron que tenía tal cabreo que
echaba más humo que una berza de tagarninas. Estas mismas fuentes no
quisieron especificar si la berza lleva o no lleva pringá.