Le llaman Rufino el fino, una gracia del mamón de su cuñao, que es de Comisiones Obreras. Se lo puso en la boda de la hermana cuando él apareció con una corbata color calabacín de Conil que se había comprado en una boutique fina de Madrid y que fue la sensación del convite porque combinaba bien hasta con las gambas .
Enfermero de profesión y hombre de paladar por devoción. Dice que las misas en la Palma no son lo mismo desde que se fue el padre Pío, porque nadie daba la bendición como él, con ese dedo meñique que movía como Antonio Gades, bailando por Manuel de Falla y no como el de ahora que lo mueve como uno de los gitanos de la comparsa de El Puerto.
Rufino el fino cumplía siempre con la misma tradición. Media hora antes de la misa entraba en el despacho del padre Juan y le entregaba un pequeño sobrecito de celofán que contenía cenizas aromatizadas con romero, porque el no se ponía cualquier cosa en la frente, que luego voy oliendo en todos los triduos a quemao, como si fuera el Pinar de los Franceses. Cerró los ojos, como si la misma Virgen del Carmen coronada bajara del paso para ponerle a él en la frente la señal de la Santa Cruz y le pidió a la sin pecado concebida que saliera bien la coreografía que había montado para que el trono de Ella torciera la esquina de Pelota con Catedral. Había bautizado la pieza de baile como Amanecer de San Genaro.
Rufino el fino era el primer hermano coreógrafo de la Semana Santa de Cádiz, otro detalle de paladar que añadir a su biografía. Salió de misa, se dirigió a Casa Bartolo y se dirigió al camarero levantando el meñique con la misma gracia del padre Pio:
Enfermero de profesión y hombre de paladar por devoción. Dice que las misas en la Palma no son lo mismo desde que se fue el padre Pío, porque nadie daba la bendición como él, con ese dedo meñique que movía como Antonio Gades, bailando por Manuel de Falla y no como el de ahora que lo mueve como uno de los gitanos de la comparsa de El Puerto.
Rufino el fino cumplía siempre con la misma tradición. Media hora antes de la misa entraba en el despacho del padre Juan y le entregaba un pequeño sobrecito de celofán que contenía cenizas aromatizadas con romero, porque el no se ponía cualquier cosa en la frente, que luego voy oliendo en todos los triduos a quemao, como si fuera el Pinar de los Franceses. Cerró los ojos, como si la misma Virgen del Carmen coronada bajara del paso para ponerle a él en la frente la señal de la Santa Cruz y le pidió a la sin pecado concebida que saliera bien la coreografía que había montado para que el trono de Ella torciera la esquina de Pelota con Catedral. Había bautizado la pieza de baile como Amanecer de San Genaro.
Rufino el fino era el primer hermano coreógrafo de la Semana Santa de Cádiz, otro detalle de paladar que añadir a su biografía. Salió de misa, se dirigió a Casa Bartolo y se dirigió al camarero levantando el meñique con la misma gracia del padre Pio: