Confieso que últimamente no entiendo nada. Tampoco me preocupa mucho porque sé que somos legión los que nos quedamos a medias con el COAC. No nos lidera nadie, ni siquiera el amigo Bravo que es el que menos entiende de esto, pero compartimos todos el mismo código, y buscamos respuesta a la misma pregunta ¿Esto qué es lo que es? No entiendo nada, nunca me hizo falta que Juan Carlos cantara en italiano para no entenderlo -sí, soy de los mongolos ¿qué pasa?-, no entiendo ninguna metáfora ni reconozco las alegorías. Funciono con un mecanismo muy simple: me gusta o no me gusta.
Y cada vez me gustan menos cosas, vaya por Dios. Y hablando de Dios, ni entiendo ni me gusta la comparsa de los cristosviejos. No entiendo el tipo, inspirado en el víacrucis veraniego, no entiendo las letras que más que por Antonio Rivas, parecen escritas por algún pastor del culto de Filadelfia a lo Lole y Manuel, no sé si intentan hacer catequesis o ejercicios espirituales, no sé qué por qué uno le canta a un árbol en mitad del popurrí, no sé si los que van delante son también cristos como Ramoni o apóstoles, y no sé si a Ramoni -con esa pose a lo»afligidos»- lo van a crucificar o no en el próximo pase.
Y lo peor de todo, no entiendo que nadie piense lo mismo que yo sobre la comparsa del Puerto. Lo que hemos cambiado.