OPINIÓN

Tócala otra vez, Sam

Por  2:18 h.

 

Esta célebre frase asociada a la mítica película ‘Casablanca’ -aunque en el filme interpretado por Humphrey Bogart e Ingrid Bergman jamás se dijo-, nos puede servir para calificar lo que hasta el momento sucede, salvo en honrosas y contadas excepciones, con las coplas que estamos sufriendo en la fase de preliminares del concurso de agrupaciones.

Para algunos autores la musa es una mayonesa con muy pocas calorías; para otros, la inspiración es una procesión que sale el Viernes Santo. O algo por el estilo, porque si no no me explico la reiteración en la temática de las coplas. A ver, que levante la mano el autor que pensaba que el único cuplé que le iban a cantar al Urdangarin era el suyo. Quillo, si al presunto del yerno del patrón del bribón del rey ya le han sacado chistes de todas posturas, vamos a tirar el cuplé a la papelera del olvido y a otra letra, ¿no?

No sé si será por la pertinaz crisis que nos asola, por ser el último taco del calendario maya, porque nos da la impresión de que lo que pudo ser para Cádiz el soñado Doce y su Bicentenario tiene mucha pinta de quedarse en Vicente Ná de Nario, o por el propio encorsetamiento del concurso, el caso es que entre los cuplés al duque de empalma, los pasodobles al imbécil del conde y las letras de consumo propio que se dedican unos componentes a otros, unas agrupaciones a otras -ininteligibles allende Puertatierra-, la sensación de que la imaginación al poder, la frescura, la ironía y el doble sentido que siempre fueron santo y seña de nuestra fiesta han abandonado la casa de los ladrillos coloraos para no regresar.

En lo que llevamos de preliminares con lo único que me he reído a carcajadas ha sido con la poca vergüenza de Francesco Schettino, el capitán del Costa Concordia, cuando dijo que no abandonó el barco, que se cayó sin querer en una lancha salvavidas. Y maldita la gracia que tiene.

Menos mal que siempre nos quedará París. Anda, tócala otra vez, Sam.

Y avisa cuando acabes.