Sé que ahora mismo es lo fácil es reabrir el debate de la conveniencia o no de que haya una preselección antes del Concurso de coplas. Pero lo visto hasta el domingo sobre las tablas del Falla merece una reflexión profunda. Tampoco quiero parecer que soy nuevo en esto de escuchar a la gente cantando, pero hay cosas que superan los níveles mínimos que marcan el decoro y el respeto. Me estoy refiriendo a la presencia del coro ‘Los kewasa’ en la fase clasificatoria. Estamos acostumbrados a que algunos ofendan la paciencia de los que pagan presentando comparsas y chirigotas lamentables o cuartetos como ese de Aguilar donde había uno que no hablaba por no molestar. Pero siempre había una ley no escrita que afectaba a los coros. Daba la sensación de que nadie se atrevería a sacar un coro tan rematadamente malo porque es la modalidad más señera y hacerlo sería una osadía. Pues bien, estos chavales se han atrevido. Pero no son los únicos. Hay ejemplos incontables de comparsas portuenses o de chirigotas sevillanas. Treinta años después de Tejero, que vuelva la Guardia Civil, imponga orden y expulse a los malos. Pero que lo haga con la calidad de la chirigota aquella del Sheriff.