Carnaval

EL RETRATISTA

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EL RETRATISTA

Un buen retratista no es el que mejor pinta, sino el que sabe transmitir fielmente un gesto, una mirada, una forma de ser. Lo difícil es que una media sonrisa se convierta en el rostro enmarcado más reconocido de la historia. Algo que encierra a la vez misterio y admiración. Un trazo que sea capaz de despertar tantas sensaciones que cada uno tiene la suya. Decenas. Cientos. Pues en el Carnaval hay un maestro del retrato. Una persona capaz de transmitir a sus personajes lo que realmente son. Alguien que dibuja el tipo gaditano como nadie y lo sube a las tablas del Falla. Un currante del tipo que triunfa cuanto más psicológico y a la vez natural es su apuesta. Que es capaz de hacer llorar (de la risa) sin caer en la broma soez, fácil, la bordería, sino que va más allá pero sin buscar inspiraciones en cosas raras e idas de olla. Es un maestro de eso de reírse de uno mismo, del buen humor bien entendido y de la forma de aprehender de este Cádiz al que todos cantan pero que pocos como él saben escribir. Un borracho, una maruja, un lacio, un calzonazos, un ‘enterao’, un titi. retratos de una ciudad necesitada más que nunca de la carcajada. Espejo fiel con guasa y un punto de maldad que lo hace todavía más real. Frases llenas de intención, ironía, dobles sentidos, sin adornos metidos con calzador sino con palabras justas en las que basta una presentación para diseccionar la historia. Todos lo reconocemos a los pocos segundos de levantarse el telón. Podría ser tu vecina, un primo, tu colega del colegio. Tus ojos ya lo habían visto antes. Igual que los de su retratista: José Luis García Cossío, ‘Selu’, un maestro de la risa que coge cada año el escarpelo y el bisturí para llegar hasta el fondo de cada una de sus creaciones. Que aunque tendrá su opinión buena y mala sobre el Concurso, ahí sigue año tras año. Currándoselo. Haciendo lo que mejor sabe hacer y jugándose las cartas como el resto de sus compañeros. Con la mejor arma que puede tener un buen chirigotero: el ingenio. Sin tonterías. Bueno. con todas las que le haga falta a su personaje. Pero olvidándose del ‘ombliguismo’ que tanto mal le hace a este Carnaval. Cede su ego al tipo. A la agrupación. Como el dios Momo manda.