Cada año, a finales de verano, un grupo de personas, por amistad, interés económico, reconocimiento social, por afición, por aburrimiento, o ‘vete tú a saber’ por qué, se reúne para sacar una agrupación carnavalesca. Proliferan ideas, se componen músicas, preciosas letras, se conjuntan voces y se presentan en el Falla en una frenética competición que saca lo peor, lo más nocivo de participantes y fanáticos de este guirigay.
En eso coinciden todos, con la diferencia de calidad, un baremo con altibajos enormes ya que las puertas no se le cierran a nadie. Pero muy pocas veces, en años ausentes, un grupo sobresale por encima del resto, dando un paso más, cruzando la línea y derribando barreras. Y eso lo ha conseguido este año la comparsa ‘Los válidos’.
Es el mensaje. Entonces, una agrupación se convierte en algo más. En un zarandeo a la conciencia, un canto a la reflexión, la inducción al debate, al pensamiento, a la actuación. Una simple letra, un sencillo disfraz, puede hacer cambiar la percepción de muchas cosas. Esa barrera la atravesó con fuerza y dulzura Tovar con ‘Juana la Loca’, arañando a quienes le auguraban el fracaso y tratando la homosexualidad con el tino justo y necesario. Remolino y Cardoso lo han conseguido, atendiendo la minusvalía física desde el plano idóneo, como un rostro más de los mil que componen esta sociedad.
Podrá ganar, o no, a expensas del criterio de los cinco de arriba que emitirán su respetable juicio en los días venideros. Quizás ni sea la mejor comparsa para muchos en cuanto a repertorio, música, grupo y otros detalles. Pero es probable que este año la agrupación más recordada sea la de Kike Remolino. Y para los que piensan que este Concurso es sólo una pequeña parte de la fiesta, éste es el mejor premio que nadie se puede llevar. Que su comparsa haya servido para algo más que un merecido aplauso.