OPINIÓN

COAC LIGHT

Por  2:47 h.

Este año tenía muchas esperanzas depositadas en el Concurso. Creí que el estado de sitio en el que los gaditanos estamos sumidos por culpa de la crisis y el paro despertaría las neuronas de los autores, por aquello de que el hambre agudiza el ingenio, pero ni siquiera la sequía estomacal ha servido para mitigar la falta de creatividad, la repetición de temas hasta la saciedad y la demagogia barata. Creo que si estuviera en el jurado empezaría a valorar la originalidad por encima de todo, más que nada por el bien de nuestro Carnaval, porque no se confundan, si por algo ha sobrevivido la fiesta gaditana ha sido por su creatividad, seña inconfundible e intrínseca a la hora de tratar los temas. Estoy de Urdangarín, de la duquesa de Alba y de Cayetano hasta el que te dije. Esto ya no es un concurso, es un Sálvame fallero.

Evidentemente, detrás de todo esto se esconde el afán por conectar con el público desde el minuto uno para aspirar a lo máximo dentro del Concurso, pero para ello no hace falta recurrir a lo superficial, a lo que no interesa más allá que para echarse unas simples risas, y luego… ¿qué? El Carnaval es la oportunidad que tiene una parte del pueblo para hacer reflexionar a la otra.

Por eso por ahora me quedo con el coro de Fali Pastrana, con la chirigota de Sevilla, con la comparsa de Los Carapapa y con la de Tino. Todavía queda certamen de coplas por delante y muchos grupos en los que sigo confiando, pero o esto cambia o todo quedará en un COAC light, sin azúcar, pero edulcorado y muy descafeinado.