El gaditano es un ser humano particular, dormita entre la resignación y el conformismo hasta que le tocan el alma. Es en ese momento en el que sucede la transformación y la bestia se desata. Un Dragón que despierta, escupe fuego, transforma su mundo y se vuelve a dormir. Por ese motivo, uno no sabe ya si mosquearse con el villano o darle las gracias por aparecer. No hace mucho, escuchamos el comentario de un periodista de Canal Sur radio, llamando morralla a las que no pasan a cuartos y hablando en tono despectivo de nuestra cantera.
Como era de esperar, el Dragón despertó. Con una fuerza que hace tiempo que no se le veía, la cantera escupió fuego en forma de repertorios de nivel , el publico rugió en el castillo rojo y nuestra prensa desplegó sus alas para que su canto llegara a todos los rincones del reino. Son ellos los juglares que, desde el foso del castillo o desde sus majestuosos palcos, narran nuestra perpetúa gesta. Porque sí, señor Vigorra, nuestra radiotelevisión – la mas nuestra – también es capaz de llegar mas allá de Cortadura. No necesitamos caballeros que vengan a salvarnos del ostracismo. Bienvenido sea todo aquel que se tire al barro con nosotros. Pero ya estamos cansados de condescendencia, esa que se derrama en tus disculpas y que les resta honestidad. Si de verdad pensabas que solo tu cadena estaba preparada para retransmitir nuestras coplas, es que subestimas al gaditano. Un error muy común.
Que nuestra fiesta ha crecido con Canal Sur es algo evidente y que, como gaditano y carnavalero, agradezco. Pero que Canal Sur ha crecido también con el Carnaval es algo que parece que se le olvida a cierto sector de la casa. Afortunadamente no sois mayoría.
Y es que, al final, no es una leyenda que Cádiz guarda un tesoro. Su plata se hace evidente para quien la sabe apreciar, pero solo aquel que la respeta, podrá ver su cara reflejada en ella. Esto no es nada nuevo, todo aquel que haya leído alguna vez cuentos de castillos y caballeros, sabrá que los tesoros los guarda un Dragón con mal despertar. Que se cuide aquel que ose despertarlo.