CARNAVAL DE CÁDIZ

Público ‘No apto’

No todo puede ser ovacionado; no todo merece aplausos de compasión; ni hay, evidentemente, campeones en esta primera fase

Por  8:14 h.

Mucho se discute en preliminares sobre la calidad de las agrupaciones que se presentan al concurso, pero poco sobre la calidad del público que acude al teatro. Es llamativo comprobar el grado de satisfacción de agrupaciones pésimas en las entrevistas posteriores a la actuación: “Venimos a cumplir el sueño de pisar estas tablas. El público también parece que ha disfrutado, así que volvemos a Aldeafría del Bierzo encantados”. Alentados por esos cariñosos aplausos regresarán el siguiente año. Quien dice Aldeafría dice Loreto o La Viña, que también los hay muy malos aquí.

 

Por otra parte, entre el público presente en las sesiones de preliminares, obtenemos de nuevo un patrón similar. Vienen en su mayoría de distintas localidades a cumplir el deseo de vivir una noche de carnaval en el Gran Teatro Falla. Ese grado de complacencia de público y agrupaciones está generando —o degenerando— una pérdida notable de calidad en esta fase. Esos “sueños cumplidos” de ambos son un poco la pesadilla de una preliminar cada año más larga y con peor calidad media.

 

No todo puede ser ovacionado; no todo merece aplausos de compasión; ni hay, evidentemente, campeones en esta primera fase. El “respetable” tiene la obligación de hacerse respetar, y ello sólo se consigue cuando ejerce una crítica veraz y comprometida a lo que ocurre en escena; sus aplausos, su silencio e incluso su reprobación será siempre su responsabilidad última. El elogio inmerecido es una fábrica de conformismo. Desafortunadamente, la mayoría de grupos prefieren ser perjudicados por halagos que estimulados por críticas.

 

Propongo al Ayuntamiento que a esas agrupaciones infames cuya única pretensión, confesa, es pisar las tablas del Falla, se les permita cumplir su sueño. Organicen con ellas un ‘tour’; que visiten los camerinos, paseen por bambalinas y se hagan un selfi en el escenario; tras ello, que se les agradezca su amor por la fiesta, por la ciudad, y se les desee un buen viaje de vuelta.

 

Tomás de Iriarte, en su fábula “El oso, la mona y el cerdo” —cuya lectura recomiendo— sentenciaba magistralmente: “Si el sabio no aprueba, ¡malo!; si el necio aplaude, ¡peor!”.