Esto de escribir en el COAC cada vez es más difícil. Nunca sabemos como acertar ni como dar con la tecla adecuada. El público es cada vez más exigente y los foráneos, que copan cada vez más localidades (eso no significa que sea un público con connotaciones negativas) condiciona según que temas y cuestiones que se pueden desarrollar durante la competición. Ahora prima la temática de carácter generalista, bajo el temor de que una letra no sea bien entendida al ser de contenido excesivamente local. Y además los pasodobles tienen que hacer sangre para que el espectador responda y tras cantarlo, poder escuchar el estruendo del teatro. Pero a veces, nos movemos en un alambre un tanto incómodo, porque según las rachas y modos del concurso, hay años en los que lo gaditano se pone en liza y todo debe girar en torno a ello. Esto, que a todas luces debe ser algo obvio, no lo es tanto, ya que el Carnaval es de Cádiz y por tanto la temática local debería primar sobre manera por encima del resto de las cosas a las que se le cante. Pero el miedo competitivo, a veces nos hace recular a la hora de enfocar el repertorio. Esto de escribir en el COAC cada vez es más difícil. Nunca sabemos como acertar ni como dar con la tecla adecuada. El público es cada vez más exigente y los foráneos, que copan cada vez más localidades (eso no significa que sea un público con connotaciones negativas) condiciona según que temas y cuestiones que se pueden desarrollar durante la competición. Ahora prima la temática de carácter generalista, bajo el temor de que una letra no sea bien entendida al ser de contenido excesivamente local. Y además los pasodobles tienen que hacer sangre para que el espectador responda y tras cantarlo, poder escuchar el estruendo del teatro. Pero a veces, nos movemos en un alambre un tanto incómodo, porque según las rachas y modos del concurso, hay años en los que lo gaditano se pone en liza y todo debe girar en torno a ello. Esto, que a todas luces debe ser algo obvio, no lo es tanto, ya que el Carnaval es de Cádiz y por tanto la temática local debería primar sobre manera por encima del resto de las cosas a las que se le cante. Pero el miedo competitivo, a veces nos hace recular a la hora de enfocar el repertorio.
Cádiz es mujer con dos novios, Mi amigo Paco intentaba convencerme, la caña del país debajo del brazo, ese castizo barrio de la Viña, frente por frente del puente canal, y así hasta el infinito del Olimpo de los Dioses carnavalescos, llenaban cientos de folios en los cuadernos de los autores de todas las épocas, pero por desgracia, esa letra esperada (cada vez incluso suenan menos en los pasodobles de medida) se están perdiendo y es una pena.
Cada vez es más complicado escuchar una letra que defina las bondades de mi ciudad, desde un paseo por la Alameda pasando por las murallas o al barrio de la Viña. Es triste pero es así. Igual que París bien vale una misa, en el COAC un premio bien vale comerse un piropo a la Caleta.