Teatro Falla.
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El chófer de don Blam Blam

Ofensas y defensas en las tablas

En los locales de ensayo mucho se ha premeditado sobre lo que decir y lo que no

Por  7:30 h.

Segunda parada de un viaje donde el equipaje es la forma y manera de pensar de un , que en ocasiones escribe y habla de Carnaval. Si en la anterior parada ubicábamos la acción –que diría don Antonio Reguera- en el epicentro del corazón del Teatro Falla, para esta ocasión, con un cambio de rasante el rumbo se traslada a las tablas.

 

Recuerdo el año anterior cuando los medios nacionales se fijaron en el filón que tiene Cádiz y su Concurso. Clicks, retuits, ‘megustaamí’ y un montón de sustantivos para describir el negocio. Y la clave fue, casualmente, creando tensión. Como antes de unas elecciones todo se agita, todo se menea, aquí movieron el Falla buscando y rebuscando carroña que alimente el morbo. Una supuesta decapitación a Puigdemont; una copla en voces de mujeres a la manada; la niña de un torero dando cornadas… Total, que esto parecía el Sálvame de Ana Rosa cada jornada.

 

Este año, por los motivos que sea –llamémosle X- están muy tranquilos, aquellos ofendidos que saltaban a la palestra. Y salvo alguien que desde Barbate ha pensado en los antepasados de la chirigota Daddy Cadi –gran chirigota por cierto- por una rima tan caduca como injusta, hasta el momento, ofendiditas las justas.

 

La historia es que ahora son los copleros y copleras, los que cantan y cacarean, que no se puede decir nada porque todo el mundo se ofende. En los locales de ensayo mucho se ha premeditado sobre lo que decir y lo que no, para acabar utilizando esta meditación en el argumento para hacer un canción o copla con perdón. Parece que el anuncio de cierta marca de embutidos se ha inmiscuido en nuestros autores y poetas.

 

Alguien se pregunta ¿dónde están las letras? Las que iban a degüello contra el gobierno, con lo que pasaba a nuestro alrededor, con la defensa por el obrero, con el recuerdo con los que se fueron y que, a su vez, fueron descolgados de nuestro cerebelo.

 

Necesita a sus poetas, pero también a sus arqueros de letras. Queda Concurso, el viaje es largo y esperemos que el rumbo, vaya fijo y directo a lo que se dice y no quién, ni cómo lo dice. O quizás será por miedo a que alguna que otra personalidad llame a su abogado y traslade al comparsista del local de ensayo a cualquier tribunal.