Papá, ¿por qué te gusta tanto el carnaval?… en ese momento mi cabeza empezó a funcionar a mil por hora mientras frente a mis ojos se encontraba la mirada de un niño de 5 años que esperaba una respuesta sencilla y rotunda que yo no encontraba a pesar de notar que mi cabeza estaba buscando la manera de poder satisfacer aquella curiosidad infantil.
“No te lo puedo explicar Pablo”. El carnaval es mi vida, es mi pasión y aunque no lo quiera me conmueve y me eleva y me atrapa y me desata y me enciende.
Es un aliento contenido, la libertad de ser gaditano queriendo vivir encadenado a Cádiz, la locura de un sin sentido que da sentido a lo que soy.
“No te lo sé explicar cariño”, nadie me presentó al carnaval, los abuelos no son aficionados pero un día el veneno de las coplas se metió en mi cuerpo y desde ese día estoy hecho de coplas.
Mi vida es un ovillo de lana lleno de los colores más maravillosos que cada copla ha ido componiendo en él. Es una amalgama de sentimientos, una pasión descontrolada y un pellizco en el corazón que solo sabe provocarme él.
El carnaval no se explica, se vive, el carnaval no tiene libro de instrucciones porque sus instrucciones son las emociones y la risa y la alegría y el sentimiento.
“No sé que es lo que tiene, pero lo tiene, y no sé lo que pasa cuando pasa… es magia, es la melodía que se mete en mis adentros y me hace sentir un niño siendo adulto, y zarandea mis entrañas y me enloquece…”
“No sé explicártelo Pablo” pero el carnaval es mi pasión, mi cárcel y mi libertad, algo sencillo que me llena de felicidad y que siendo sencillo es para mí lo más grande del mundo.
Mi vida está repleta de carnaval porque sin carnaval no entendería mi vida.
Algún día iremos a un ensayo, algún día vendrás conmigo de la mano al teatro, algún día sentirás este cosquilleo… Si lo sientes me entenderás, solo si lo sientes.
Y si no, solo le pido al destino que ponga en tu camino una afición tan bonita como esta. Una pasión que te enriquezca la vida y te la haga llevadera y bonita. Ojalá encuentres la chispa de felicidad que a mí me provoca el carnaval en cualquier otra cosa porque para vivir hay que sonreír y yo lo hago gracias al carnaval.
“Ven cariño, dame un beso y vamos a jugar”.