CARNAVAL 2019

La morena hinchable

A la Cabalgata de Carnaval del domingo le sobraron muchas cosas, pero le faltó alegría

Por  13:15 h.

Yo nunca había visto una morena hinchable. De todas las criaturas de la tierra es la que menos pensaba que vería en un pasacalles, y mire usted que hemos  visto cosas absurdas desfilando por la Avenida. Sin embargo, ahí estaba el domingo en la cabalgata, la morena hinchable junto con sus amigos la medusa y el pez abisal, que imagino que impresionarán lo suyo en las cabalgatas de tierra dentro. Pero traer a Cádiz una morena hinchable tiene mucho
mérito.

 

Tanto, como organizar una cabalgata sin pies ni cabeza para el primer domingo de Carnaval, ese domingo en el que los padres llevan a los chiquillos a que “disfruten”, o al menos a que se entretengan con algo. A mí, que no soy una chiquilla, me entretuvo mucho la cabalgata. Y eso que después de la morena hinchable, lo demás pasó a un segundo plano. Aunque he de decir que la cosa prometía desde el primer minuto, con una música apocalíptica tronando por la Avenida que podía anunciar cualquier cosa menos Carnaval, pero ahí estaban los bailarines del mar para aclararnos que todo lo que es susceptible de empeorar, empeora, como se pudo comprobar a continuación.

 

Mucho Cádiz encima de las carrozas, gente de edad –de mucha edad- pasando frío y deseando tomarse un caldito y un ibuprofeno y meterse en la cama. Y mucho hinchable de relleno. Un gorila, un camaleón, una rana, un loro gigante… muy carnavalero todo. Tan carnavalero como el año nuevo chino que protagonizó buena parte del desfile –¡El año nuevo chino!- y que daba paso a un lobo y a un demonio y a una cosa que tardé un rato en identificar, y que resultaron ser unas vértebras bailongas que tampoco es que fueran muy alegres, la verdad.

Porque si algo no tuvo esta cabalgata –a la que afortunadamente ya no llaman magna- fue alegría. Y esto es algo que viene pasando desde hace varios años. Las agrupaciones van pasando, unos hablando por el móvil, otros charlando entre ellos, pensando en lo que queda hasta llegar a las Puertas de Tierra, igual que los tripulantes de las carrozas que van pendientes de no caerse –la edad no perdona a nadie, ni siquiera vestida de fenicia- y las bandas tocan lo mismo que en la carrera oficial.

Qué se le va a hacer. Nuestro Carnaval tiene fortalezas y debilidades. Y desde este año tiene una morena hinchable que no me quito de la cabeza desde el domingo.