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Carnaval de Cádiz 2019

Los lunes queman como el asfalto

Resulta imposible pensar que el concurso casi haya llegado a su término. Que Febrero vaya languideciendo; que nos hallemos postrados ante el umbral de una nueva espera

Por  7:15 h.

“Los lunes queman como el asfalto”, solía recitar Jaimie. No recuerdo de qué poeta es ese verso, quizás no quiero recordarlo porque en mi mente siempre serán suyos. Esté donde esté.

El alba de esta semana quema como el asfalto. Abrasa con una llama diferente. Una hoguera a la que somos resilientes pero en el que deseamos prendernos para resurgir.

Un crepúsculo que abra(z)sa como el asfalto.

 

Resulta imposible pensar que el concurso casi haya llegado a su término. Que Febrero vaya languideciendo; que nos hallemos postrados ante el umbral de una nueva espera.

Las lágrimas coloreadas por el afeite no harán más que avivar la brasa de la quema.

Pareciera que el tiempo desgarra el telón como si se envolviese en una cruenta mortaja carmín. Como si un espíritu hibernara otra estación violenta, prevenido para la guerra.

 

Ansía uno la garra de Heracles para postrarse ante las cortinas de la escena y frenar su desplome. Crear un febrero eterno. ¿Cuántas almas moriríamos en el estrecho de esas bambalinas intentando aferrarnos a la orilla de un estribillo?

 

Para fundirse con el asfalto, para arder, hay que pisar la calle.

Aunque viva en una distancia que se mide en tiempos, usaré los pasos senda que me separan para fijar el enlosado al suelo. Para vivir, entre lo divino y lo humano, ese espacio donde el mar y el aire conviven en un punto de fuga infinito que se encuentra en febrero.

 

Volveremos a rodear tus esquinas, a caminar tus plazas. A buscar las voces y las risas entre los adoquines que flotan sobre tus playas. Como si de una quimera se tratase, como si intentases despertar todo un año, la caída del telón anuncia que ya suena el “mal nombrado” 3×4 por tus calles. Tú no tienes medida para el compás al que lates.

Y otro año más, otro domingo por la noche, en apenas unos días, el lunes volverá a quemar como el asfalto. Y tú te marcharás, con una copla de despedida que se renueve el rugido de tu piélago, el estruendo tus olas, el salitre de tu malecón.

Invocad a Momo.

 

Sublevaos. No os subordinéis. Desafiad al fuerte. Sed revolución. Tomad las calles, Coplas.

Aquí estaremos, con el cerillo en la mano, con el aceite en la boca, con la llama en los ojos. Dispuestos, una vez más, a renacer en vuestro fuego.

Que empiece el carnaval.