Villano: Persona que ejerce la maldad deliberadamente, que se enfrenta al héroe y es un elemento crucial sobre los que gira una trama. Pues sí. Los malos de la película. Domingo de resaca tras la primera noche de cuchillos largos. Y así siento que vemos a los que cada año son elegidos como miembros del jurado. Más que a ellos, a la labor que desempeñan. Y es que esto es muy gaditano, el presuponer o prejuzgar porque sí, de manera sistemática, sin ni siquiera conocer su trabajo a fondo. Derrotista, que diríamos en el argot carnavalesco. Y porque es la etiqueta que hemos querido colocarles dentro de nuestra fiesta.
Si pensamos en cualquier concurso musical que se precie, al jurado se le respeta. Eso para empezar. Luego, se le escucha, como expertos en la materia y se confía en su criterio y en su buen hacer. Me refiero a programas como La Voz, Operación Triunfo, que tanto éxito tienen y donde a sus jurados se les da un papel tan protagonista. Detrás de cada uno de ellos hay una persona con derecho a equivocarse y/o tener un gusto/criterio diferente al resto. Pero en la diversidad está también el enriquecimiento. Que aburrido si todos pensáramos y actuáramos igual, ¿no creéis? Confieso que, por una alienación de los astros (¡diosa fortuna!), he sido, en tres ocasiones, miembro del Jurado oficial, dos en su modalidad de adultos y otra en infantil/juvenil. Siempre acepté el cargo con humildad pero con una ilusión tremenda.
No es fácil entender un concurso tan vivo como este, donde cada año cambian las reglas del juego. Y donde la figura del jurado no es el monigote que muchos piensan, ni está guiada por mafias, ni recibe presiones de ningún colectivo. No es lo que yo he conocido. Las personas que lo han conformado, por lo menos desde mi experiencia personal, han sido personas apasionadas y comprometidas, que podrían considerarse auténticos ‘picaítos’. El preparar el concurso conlleva, horas y horas de reuniones, de darle vueltas a un reglamento que da muchos quebraderos de cabeza, estudio de tantas posibles interpretaciones, tardes de debate y convivencia con personas que recién conoces, en la mayoría de los casos, que pertenecen a otras generaciones y con los que no siempre estás de acuerdo. Todo esto, llevando tu ritmo de vida diaria. Todo por amor a una fiesta. Amor del bueno. Esto es lo que no se ve.
Y es que…qué difícil labor de juzgar un concurso que ya cuenta con un juez en cada aficionado…