Ante todo, discúlpeme lector. Usted que, por supuesto, es de Cadi, Cadi, que cuando va a por pan sigue comprando un manolete, que en el volante del coche lleva el ritmo del 3×4, que en el verano le da corahe que la playa se le llene de sevillanos y madrileños. Discúlpeme. Aquí estoy yo. Llegué de la capital del reino hace algo más de un lustro y en estas circunstancias me hallo, hablando de Carnaval, ni más ni menos.
No le voy a contar que fue aquel Ciudadano Zero de Tino Tovar con el que descubrí la profundidad de las letras de esos artistas a los que, de Despeñaperros para arriba, se mira con la curiosidad del que no sabe pero cree que le puede gustar algo. Tampoco que, poco a poco, de la mano de gaditanos que me abrieron su casa y su corazón fui descubriendo La Trinchera, Los Piratas, el Cielo de Cádiz, aquella Chirigota con Clase o los cañaíllas Pollitos Mi Compare, que antes de que yo naciese ya cantaban letras sobre las tablas del Falla con las que, probablemente, ahora más de uno se echaría las manos a la cabeza.
Nada de eso. No tengo la capacidad ni la osadía de opinar de algo que vivo y veo con la curiosidad de una niña de siete años (los que hace que me mudé a estos lares) que sigue descubriendo, febrero tras febrero, que la serpentina, los papelillos y los coloretes son mucho más que diversión. Son denuncia, bandera de un pueblo. Son mordaz resumen de un año. Son bofetada sin mano, aplauso, caricia o incluso beso de amor. Son inclusión y reivindicaciones.
Por eso, deje que esta madritana le diga, eso sí, que ya sea de Cádiz, de Chiclana, de San Fernando, de El Puerto, de Alcalá o de Chipiona, levante la cabeza, gaditano, gaditana. Viva esta fiesta con el orgullo del pueblo fundado por fenicios que vio partir las expediciones que descubrieron el Nuevo Mundo. El mismo que alumbró la primera Constitución de España. Porque Cádiz es mucho más que Carnaval, el Carnaval es mucho más que una fiesta, no todas las coplas son verdades y las verdades hechas coplas golpean o acarician el alma. Porque ya se sabe, esto es Cadi y aquí…