Queremos coplas, queremos una final de grandes repertorios, queremos pasodobles inéditos y que los grupos den el cien por cien sobre las tablas pero, a cambio, ¿qué damos nosotros? ¿qué papel debe jugar el espectador?
Pues yo se lo aclaro, damos una imagen tercermundista de neo-aficionados que no respetan las coplas, de asistentes al Gran Teatro Falla que se quedan dormidos en medio de la final, pero no una cabezada rápida sino siestas duraderas de cuerpo horizontal.
Durante determinados momentos de esta gran final se han vivido escenarios criticables cuanto menos. No podemos pretender el mayor de los esplendores carnavalescos desde las tablas del escenario cuando los aficionados que abarrotan el coliseo ni son capaces de mantenerse despiertos.
El aficionado debe hacer autocrítica y valorar la inmensa suerte que supone vivir en directo una gran final del carnaval de coplas más importante del mundo.
Lanzar al mundo una imagen así de triste no debe ser lo propio de nuestro carnaval. Este año el patronato ha decidido cambiar el sistema de adquisición de entradas para fomentar la venta en taquilla presencial y que, de este modo, sean los gaditanos quienes tengan preferencia a la hora de disfrutar de la noche grande de las coplas gaditanas. Y aún así hemos visto imágenes que no deben reflejar la inmensidad de la noche de coplas más importante de la ciudad de Cádiz.
Es necesario revisar este tipo de cuestiones para que nuestro carnaval no se vea afeado por este tipo de situaciones. Es difícil y no se encuentra en la mano de quienes organizan el concurso pero sí que se hace necesario darle una vuelta al concurso, repensarlo, buscar aquello mejorable y atenderlo, atajarlo y solucionarlo.
Estamos ante la retransmisión más extensa que se realiza en España a través de los medios de comunicación en directo y es incuestionable que se hace pesada y cansada, pero de ahí a ver medio patio de butacas dormido debería distar mucho.
Busquemos la excelencia, el mejor carnaval del mundo, pero de forma bidireccional, en el escenario y en las butacas.
El Carnaval de Cádiz es muy grande y así debe seguir siendo.