El Libi, con la sabiduría infinita de quién ha lidiado en estos mundos carnavaleros con miuras de grandes pitones, asegura que el Carnaval tiene que ser irreverente, golfo, canalla y zarandear a la sociedad y a los poderes establecidos.
En ese concepto de Carnaval parece no encajar el aficionado o consumidor 2.0 de nuestra tradición más genuina. Se hace complicado hoy no encontrar una crítica en forma de tuit o de publicación en Facebook sobre cualquier tipo de copla que se interprete por las grandes agrupaciones.
Esa bula, ese pasaporte de guasa, ese paréntesis de la vida que siempre ha estado asociado al Carnaval parece que hoy se ha diluido.
Cascana ha generado controversia por traer una propuesta que tiene como referente una procesión y ‘el canijo’ se encuentra en el centro de la diana por ofrecer un humor más ácido, más negro, más políticamente incorrecto.
El lápiz rojo de la censura del mundo de la redes sociales va rellenando poco a poco los lugares mágicos de la libertad y la expresión, y los límites de la risa cada vez son más estrechos, tanto que corremos el riesgo de que algún día solo podamos asomar una leve mueca frente a repertorios encorsetados, blancos hasta la extenuación y más light que un fiambre de pavo en ayunas.
El Carnaval y el humor no deben agrietarse frente a este tipo de situaciones, es más, por propio sentido de identidad deberían sentirse victoriosos generando esta sensación de incomodez.
Más importante que la temática debe ser la calidad del humor, dejar a un lado lo vulgar, lo zafio, aquello que daña más que ríe, y elaborar un relato de ironía, comicidad, doble sentido y acidez. Manejando esos mecanismos de forma honesta la temática deja de ser un impedimento para la copla y el humor debe reinar en la fiesta.
También es verdad que el acomodo no debe ser impuesto y por tanto la misma libertad de expresión tiene quien canta que quien opina… larga vida al Carnaval, al humor y la gracia gaditana, ya sea blanca, negra o en escalas de grises.
Me encanta el sabor ácido aunque el pescado en blanco también sienta bien de cuando en cuando. Que nadie se enfade que esto es Carnaval.