Los ladrillos confinados

Jurado caaaa… vez te entiendo mejor

Jurado caaaa…. vez te endiendo mejor

Por  7:00 h.

Ahora que no existes, como ente formada por diez personas concretas más asistente, secretario y presidente, ahora que los trece hombres y mujeres sin piedad no sois gente concreta, ahora que yo mismo he pasado por la experiencia de estar en el tornavoz de los peligros, ahora voy a hablar de ti. Sí, del jurado de todo los tiempos y de ninguno. Todos habéis jurado y perjurado que, si alguna vez os tocara estar ahí arriba, seríais gente honrada, honesta e imparcial. Pero no todos lo consiguieron. Hubo mucha gente contaminada a sabiendas o sin saberlo. Y lo digo yo, que no puedo quejarme precisamente de premios, y que como dicen los cabreros, las que entran por las que salen. Tal vez me debí llevar alguno que no me dieron y me dieron alguno que no merecí. Sólo quiero decir que con el paso de los años te he entendido.

 

Lo primero es que el concurso no es matemática. Los puntos son como los Reyes Magos. La realidad es como el Facebook. Me gusta, me encanta, me importa, me entrestitece, me divierte, me enfada. Esas son las emociones, y cada cual las siente a razón de su mochila personal. Es difícil, casi imposible, abstraerte a tus convicciones, tu ideología, tu fe, para que una copla, o una agrupación, te cale sentimientos a los que tú no quieres dejar paso. Si encima eres de los que tiene debilidad por los amigos o estilos o animadversión a lo contrario, apaga y vámonos.

 

Lo segundo es que un concurso con 160 agrupaciones o más es un ladrillazo, que pronto el jurado intenta simplificar. Se escucha con interés las agrupaciones con antecedentes buenos y con más desapego, a las nuevas, o a las que repiten sin aportar nada destacable de años anteriores. Así que hay el bloque de las que se escuchan para aspirar a pasar a cuartos, las que están para un escalón más y las que se juegan el pastel. Tres niveles de escucha y el resto es poner el piloto automático.

 

Lo tercero es que hay autores con nombre ¿os parece esto algo nuevo? Esos tienen el privilegio de que, cuando lo que traen no gusta de primera, tienen derecho a la segunda o tercera escucha. «hay que escucharlo más veces». Son autores funcionarios de carrera de la final. A veces viene una agrupación muy buena de alguien sin nombre y cuando se barajan sus posibilidades para estar en la última noche se comenta: «están bien, pero, ¿a quién quitas para que entren ellos?» como si los de renombre tuvieran plaza fija.

 

Lo cuarto es que la valentía del jurado se traduce en pasar a las de siempre con la diferencia de una sóla agrupación sorpresa que se cae y otra que entra en su lugar en cada fase. Quien dice una dice dos. Así el resto es coser y cantar.

 

Lo quinto es que cuando algún autor deja de estar en la preferencias del jurado hay dos maneras de apartarlo. O al cajón del tirón o haciéndole ‘la escalerita’, o sea, la caída paulatina.para que se vaya acostumbrando. Fíjense la comparsa de la peña Nuestra Andalucía desde el 82 en adelante 4º, 5ª, 6ª y calle. O los gitanos del puerto desde el 99 1º, 2ª, 5ª y calle. También existe lo contrario ‘la escalerita ascendente’. Observen a Villegas del 82 en adelante: 6º, 4º, 3º, 2º. Existen las “travesías del desierto”: Quiñones después de Robots, a partir del año siguiente se lleva 84,85,86, y 87 en la calle. En el 88 no sale, y luego une cuatro finales seguidas 89, 90, 91 y 92. Cada jurado es conservador de lo que hizo el anterior salvo pequeños retoques. Y luego está ‘la caída Kamikaze’. Un ejemplo es Luis Rivero. Tras cuatro finales entre 2003 y 2006, queda tres años seguidos en 6ª posición y otros tres seguidos en 8ª posición. ¿Casualidades de los números? Y ya la reoca un jurado que clasificó las comparsas desde la cuarta a la séptima con un solo puntito de diferencia sobre 700, y la octava a segunda para disimular. ¿Qué puntería no? Jurado caaaa… vez te entiendo mejor.