A nuestro carnaval 2018, le quedan las horas contadas. El Dios Momo, encarnado por Antonio Martín y su miércoles de ceniza hicieron lo propio y poco a poco la ciudad irá retomando la rutina diaria y todo esto, quedará solo en un bonito recuerdo y en un empezar a activar la maquinaria para el próximo carnaval. Fin a meses de ensayo, a noches agotadoras de bullas y moscatel, fin a las coplas por las calles y es que en Cádiz, en carnaval, se para el mundo.
Un mes intenso, donde lo oficial comenzó como un regalo de los Reyes Magos y aún con los polvorones rondando en las casas. Tras los problemas habituales con la plataforma de venta de entradas, dimos comienzo al COAC 2018 que, nos ha hecho visibles a nivel nacional, de una manera diferente, por primera vez en la historia. Las denuncias, si a la libertad de expresión hay que ponerle límites y a qué es o no carnaval, han causado una polémica que nos pilló por sorpresa. Un concurso extraño, que algunos califican como el peor de la historia, donde han faltado letras críticas, letras localistas, letras de las que dan que pensar. Un concurso, en líneas generales, plano. El fallo del jurado, que vino con un plus de polémica, con el disfraz que lució en la Gran Final nuestra concejala de fiestas y es que, muchos se olvidan de que esto es solo carnaval.
Un pregón de categoría, por parte de Las Niñas de Cádiz, donde la mujer fue total protagonista. Homenaje también a todos esos gaditanos que tienen que irse fuera de su casa y de su gente, pero que llevan a nuestra Tacita por bandera y sueñan, siempre, con volver. Por lo menos en carnavales.
Y así, se dio pistoletazo de salida al carnaval de la calle. El que cada año cuenta con más seguidores. El que aún conserva su esencia y su autenticidad. El cantar solo por divertirse. Y por hacer reír. Por puro cachondeo. Chirigotas callejeras y romanceros con legiones de fans y altas dosis de poca vergüenza (¡Amoscuchá!).
El botellón también ha estado muy presente en las calles y es que aún nos queda que entendamos que las únicas batallas que nos gustan son las de coplas. Porque hay otro tipos de jartibles en nuestro carnaval y es la parte negativa de la fiesta.
Pero no crean que esto termina aquí. Y es que nuestro carnaval, señores, es una industria de la que viven muchas familias y la propia ciudad, que deberíamos cuidar más. Los grupos punteros no paran de girar, cada fin de semana y durante todo el año, llevando el nombre de Cádiz a muchos lugares.
Y a nosotros, siempre nos quedará el Carnaval Chiquito, el Carnaval pa los jartibles. ¡Salud!