De Cádiz al cielo pasando por el peaje

Por  8:19 h.

Los madrileños somos muchas cosas buenas, muchísimas. Ya sé que por aquí abajo campa el pensamiento de que no tenemos patria ni bandera y que somos tan de aquí y de allí que ni sabemos dónde estamos… Pero somos un pueblo abierto, tenemos balcones, y en cuanto pasas más de 3 días aquí y haces “vida madrileña” te das cuenta de que de Madrid te cambia la vida.
Más o menos esto es lo que imagino que deben pensar los creativos que hacen las campañas promocionales de Cádiz. De Cádiz para el Mundo, quiero decir. De Cádiz para Fitur, para que me entiendan. Una de estas campañas, en forma de video eterno con imágenes de playas, caballos, yates y campos de golf ‘teloneó’ el homenaje a Juan Carlos y a Manolito que la Diputación de Cádiz quiso traer a la Capital. Por cierto, una despedida hecha con mucho cariño y, a simple vista bien organizada.
Es un gusto, de verdad, para los picaos del Carnaval en Madrid que nos acerquéis estos pellizcos del Falla. Hablando de eternos, el acto lo arrancó Manolo Casal y la sal la pusieron los herederos de Manolito. Qué buena representación deja con su Chirigota y qué personalidad tiene Carlitos Pérez, te levanta un velatorio. Por si fuera poco, venían con sorpresa. La baja de última hora de su bombo la remplazó un chaval con un talento descomunal para la música carnavalera, un muchacho joven que se ha echado a las espaldas el peso de su familia, de su apellido; y lo pasea con orgullo y porque “hay que tirar pa’lante”. Manolín Santander, hijo del mito, empujó desde atrás a esta chirigota de toda la vida, que no pierde su esencia y que es capaz de sonar a La Viña en plena Gran Vía de Madrid. No se podrán quejar, a pesar de lo sosos que somos supimos tocar las palmas a compás…
Pero la Capital esperaba a Juan Carlos. Si me preguntan, no sabría explicar por qué este creador llega más y mejor por estas lindes. Su mensaje, su forma de cantarlo y transmitirlo llegan y se quedan, enamoran y se cantan. El JuanCarlismo es un hecho en Madrid. La gente va a ver a la Comparsa, invierte su patrimonio (por cierto, buen estacazo) en escuchar a los continuadores de la obra de Aragón en la tierra. El buen gusto de siempre cantando, con la impresionante garganta de Ramoni, la sutileza de Suso, la elegancia de Dani Obregón, la segunda de Waxi o el siempre perfecto timbre de Sehito, entre otros. Los comanda Bohórquez, que ha agarrado fuerte con las manos el testigo que le dejó el Capitán. No sé lo que durarán como grupo, como amistad, pero lo que viene pasando desde Los Millonarios pa’ nosotros se queda.
Contrariamente a lo que puedan pensar, no más de un cuarto del teatro (a reventar) eran gaditanos en el exilio. Créanme, aquí el Carnaval va arañando seguidores día a día. Vengan a Madrid, cántennos por Cádiz, que aquí parece que gusta. Hay afición y hay negocio. Del Reino de la Alegría a la Capital del Reino ¡Viva el Carnaval!