En esta segunda parte de la entrevista, Vera Luque reflexiona sobre la batalla final con ‘Los impacientes’ y la diferencia de opiniones entre carnavaleros.
-Otro año en el que algunos aficionados se enfadan porque gana su chirigota.
-Estamos curados de espanto. Es como cuando juegan Alemania y Camerún. La gente quiere que gane Camerún, y es normal. Yo también. Justicia poética, que el nuevo gane. Me ha pasado cuando yo estaba en el otro lado. Pero es muy peligroso por el efecto ‘clínex’: cogen a una chirigota, la usan y la tiran como un pañuelo. Me ocurrió cuando ganamos con los jueces, y al año siguiente con ‘Cádiz Postime’ el Falla era un tanatorio. Había francotiradores por todos lados. Se ha sido este año muy injusto con el Bizcocho, que sacó su mejor agrupación y se ha encontrado cno un ambiente gélido. En parte le ha pasado a los ‘Daddy’ y a ver cómo les va a los de Puerto Real, que el año que viene deberán demostrar el doble.
-¿Es el aficionado en general o un sector muy localizado?
-Es un público muy condicionado por el Concurso, y sufren los resultados más que los participantes. La importancia para ellos es quién gana, pero así no disfrutan de la fiesta. Porque para levantar a una no hay que desmerecer a la otra. En el gusto no ha de estar el disgusto. Por nuestra parte, nos hemos creado un caparazón porque esta película ya la hemos visto muchas veces, y nos limitamos a lo nuestro.
-¿Le molestan los pitos y abucheos en la Gran Final?
-Me molesta muy poco espacio de tiempo, el momento de soplar. Da pena que le echen la persiana a mi chirigota porque se están perdiendo cosas buenas. Yo, más que los primeros premios, me fijo en que desde 2001 siempre hemos estado entre los seis primeros salvo un par de añitos, y eso es complicado. En vez de coger a una, usarla y tirarla, no está mal que valoren a los que llevamos mucho tiempo ahí. Pero se van desvirtuando los argumentos hasta decir que somos una dictadura comunista (jajaja).
-¿Por qué antes recibía tantos cajonazos y ahora todo es gloria?
-Antes era un Concurso más competitivo. Y ahora nuestra chirigota tiene más madurez, los años te enseñan Carnaval. Hemos pagado muchos peajes… y ahora ya nos lo han quitado.
-¿Qué le dicen los impacientes de Puerto Real? Han sido los primeros en mostrarse encantados con el veredicto.
-Yo mismo vivo en Puerto Real y soy vecino. La relación es perfecta. Y los que llevamos más tiempo intentamos ayudar a los que se van incorporando, especialmente después del Carnaval. Hay que tener cuidado con las burbujas.
-¿Hay gente que le tiene manía?
-Sí, por ganar.
-Y también por la ideología. Su chirigota tiene una parte política muy diferenciable.
-Pues si se juntan las dos cosas, habrá quien me tenga en una diana. Mi Carnaval es el que yo creo que debe ser, crítico, más cerca de ‘Los cruzados mágicos’. Es la identidad que hace que nos sigan desde tantos rincones de España. Pero habrá a quien le guste otro tipo de humor, más blanco. Pero no por eso se debe menospreciar al oro.