Hace unos pocos años sólo existía el concurso del Falla. No había tantos certámenes paralelos, tantas convocatorias, ni tantos tablaos, donde, aparte de permitir volver a escuchar el repertorio de las agrupaciones, los vencedores se reparten una suma de dinero. Del ya mítico concurso de popurrí de La Viña se ha pasado al de Coplas para Andalucía que premia la mejor letra a la comunidad, a Una copa menos y una copla más, para desterrar el excesivo consumo de alcohol que puede rodear a esta fiesta y así un largo etcétera. Evidentemente no estoy en contra de estas convocatorias. Más bien todo lo contrario. Ya se sabe que hay mucha gente que no puede ir al Falla por las complicaciones de conseguir una entrada y que los tablaos matan su particular ‘gusanillo’, pero también pienso que los grupos que se apuntan lo hacen mirando, aunque sea de reojo, el posible premio a repartir.
Sin embargo, hasta ahora a nadie se le había ocurrido crear una especie de certamen que se titulase Por un Carnaval sin barreras. Al menos en teoría no existe nada parecido. Pero como digo muchas veces, en esta fiesta la ficción gana a la realida. Sólo había que ver al Willy cantando el martes en silla de ruedas sobre el escenario de la casa de los ladrillos coloraos. Él y su gente ya han inventado un concurso propio. Y de momento, van ganando.
Un hermoso detalle que aún no tiene piropo
Por Francisco Márquez , 10:32 h.