Hay agrupaciones que no mantienen una fidelidad al concurso del Falla. En función de las circunstancias deciden presentarse o no presentarse al certamen de coplas, sin importarle el hecho de que puedan gustar o no al respetable. Hay algunas que gustan y mucho, e incluso ganan primeros premios. Son una especie de Guadiana, que aparecen y desaparecen según les plazca. Los años que concursan se vuelven locos y ven fantasmas por todos los lados, sobre todo en la prensa. Piensan que los del foso –que suelen ser tan agradecidos y complacientes como el propio público– tienen el concepto de la crítica jubilado a los 65 (bueno ahora a los 67), y que no pueden tener una opinión contraria a su agrupación. Conservan el ego subido hasta las mismas trancas y creen que los plumillas carnavalescos tienen poder sobre el jurado y que lo que aparezca en un periódico o se diga en una radio les puede hacer perder contratos. Se ponen tan nerviosos que se quedan con las caras, con tu nombre y apellidos, aunque no se lo aprendan, y hasta preguntan por tí. Se pasan la vida buscándote como si lo que ellos se jugarán ahí arriba fuera comparable al trabajo de unos profesionales. Lo malo es que cuando tu los buscas a ellos puede ser que no los encuentres, porque ellos son libres de opinar y actuar como quieran y ese año, a lo mejor, no les tocaba venir.
Un cuarteto Guadiana que te busca y no lo encuentras
Conservan el ego subido hasta las mismas trancas y creen que los plumillas carnavalescos tienen poder sobre el jurado y que lo que aparezca en un periódico o se diga en una radio les puede hacer perde
Por Francisco Márquez , 12:37 h.