El análisis de la Final

Un concurso de intérpretes más que de repertorios

Las coplas se quedan en un segundo plano, en uno de los certámenes más flojos de los últimos años

Por  1:29 h.
Un concurso de intérpretes más que de repertorios

Las preliminares, a falta del ansiado pelotazo que no llegó, serán recordadas por la actuación de la ya célebre comparsa ‘Los herederos del Levante’ y su mítico inicio del popurrí y por el desconcertante ‘Va por ti, Miliki’ de la chirigota isleña ‘Por culpa de los recortes’. En dicha fase sorprendieron el coro ‘Khumbayá’ y la comparsa ‘Los Válidos’, apuntó buenas maneras la chirigota de Kike Remolino ‘Los recortaos’ y confirmaron las expectativas los grupos de Bienvenido y Martín. ‘Los gatos callejeros’ fueron polémicamente penalizados con nueve puntos que acabarían probablemente costándoles la final. Los primeros cajonazos del concurso correspondieron a la comparsa de Córdoba y las chirigotas ‘Estamos en casa’ y ‘La chirigota de la historia’. En cuartos, Selu dejó sus dos mejores pasodobles y ‘Los de gris’ empezaron a sonar como favoritos. En comparsas, Martín decayó levemente mientras sus principales rivales no flaqueaban. En esta fase, destacó por su estilo clásico el cuarteto de las monjitas, a la postre gran cajonazo de semifinales.

En los últimos tres días antes de la gran final, ‘Los recortaos’ pincharon y ‘Contigo aprendí’ del Canijo, pese a los cambios, no pudieron recortar el terreno perdido respecto a banqueros, erasmus y ‘Los de gris’. En comparsas, Bienvenido, Carapapas y Tino cuajaron sus mejores actuaciones, pero el Jurado no tuvo a bien contar con ninguno de los tres. En coros, ‘Ustedes estáis fatá’ mejoró considerablemente y, junto a ‘La cañonera’ y ‘Los Cabrones’ avanzaron con paso firme hacia los premios, dejando fuera a ‘Khumbayá’, que parecía destinado a luchar por el primero. Finamente, el pasado viernes, el telón del Gran Teatro Falla cayó por última vez pasadas las cuatro de la mañana tras 25 noches de carnaval. Se habían escuchado hasta entonces nada menos que 348 pasodobles, 64 tangos, 442 cuplés y 14 parodias. Para que luego digan que esto no es un concurso de repertorios. Cuando el telón volvió a subir, ya para que el Jurado pronunciara su fallo, la contundencia de la anterior afirmación, por mucho que numéricamente sea irrebatible, se tambaleó. ¿Ha sido verdaderamente el certamen de 2013, una vez proclamados los vencedores, un concurso de repertorios? En mi opinión, no. La Gran Final fue una competición de intérpretes. Ganaron la comparsa que cantó mejor, la chirigota que dio más espectáculo, el coro que entonó con mayor potencia y el cuarteto que mejor supo imitar a una iguana. Los repertorios quedaron en un segundo plano.

Pocas letras impactantes

Salvo el último tango contra Canal Sur, es difícil recordar alguna otra letra impactante del coro de Antonio Rivas y Julio Pardo, que tampoco destacó por el contenido del popurrí ni lo gracioso de los cuplés. No estoy diciendo que llevaran un mal repertorio, simplemente pienso que no es eso lo que ha marcado la diferencia frente a los oponentes, sino la pujanza, el empaque, el talento del conjunto vocal. Es innegable que mientras actúan se escuchan más «No vea cómo cantan» o «qué fuerza tiene este coro» que «qué pedazo de letra» o «qué pellizco tiene el tango».

La chirigota ‘Los de gris’ venció, al igual que el año pasado ‘Los puretas del Caribe’, por aclamación popular. En este caso, hay que reconocer que han dejado un pasodoble, el de la Viña, que seguramente pasará a formar parte de la memoria colectiva y un par de buenos cuplés. Pero, analizándolo fríamente, deben gran parte de su éxito al buen hacer de uno de los componentes, Popo-John Travolta. Imagínense que, por algún motivo, no hubiese podido actuar con ellos esta personificación viñera del carisma. ¿Estamos seguros de que ‘Los de gris’ habrían llegado siquiera a la final? Insisto: los intérpretes en este concurso han sido determinantes.

Donde más clamorosa resulta esta supremacía de la actuación frente al repertorio es en la modalidad de cuartetos. Uno de los chavales de ‘Los que están al pie del cañón’ comentaba el día de la final que no esperaban ni pasar a semifinales. Que no tenían nada preparado y se les ocurrió la pamplina de la iguana. Entonces no eran conscientes de que la imitación del reptil por parte de Casimiro el ciego mientras el Lerele cantaba y bailaba una rumba (con todo el arte del mundo, eso sí) les catapultaría hacia todo un primer premio. De nada sirvieron los esfuerzos de Gago y los suyos por elaborar el texto rimado de cuatro parodias con sentido, doce cuplés y tres temas libres y medio. Finalmente se impuso, y por goleada a tenor de las puntuaciones del Jurado, el desparpajo natural del Lerele, el Veleta y compañía por mucho que su repertorio fuera más repetitivo y poco trabajado.

En comparsas se hizo con el máximo galardón ‘La comparsa del genio’, de Antonio Martín. Decir que la agrupación de un autor que atesora quince primeros premios triunfó por sus intérpretes resultaría una osadía. Pero sí se puede afirmar que el poeta de la calle San Vicente no ha tenido precisamente su año más inspirado en lo que a letras de pasodoble se refiere. Aún así, en la final, una vez descartados otros grupos que podrían haberles hecho sombra, los suyos fueron los que mejor cantaron y la siempre sabia aportación de Ángel Subiela, director de primeros premios ya con cuatro autores diferentes, ha venido a dar un interesante y necesario impulso al estilo del viejo coplero.