He tenido mucha suerte, Aldonzo; porque podría haber dado con gente antipática y malage que me hubiera dado de lado y no me hubiera ayudado en nada de lo que yo demandaba. Ya sabes: gente que teme a los que vienen de fuera preguntando sin parar y que nunca está contenta con lo que descubre sino que siempre quiere saber más; incluso más que los propios gaditanos. Y de esos, en Cádiz hay muchos. Como también hay de los que aprovechan las preguntas de uno «pa vasilá» y ponerse pedante; y, entre nosotros, Aldonzo; no hay nada peor que un gaditano pedante porque, además, los que se ponen así, encima, son ignorantes y medio analfabetos.
Debe ser que yo tampoco soy un preguntón al uso, sino que voy pidiendo información con cuentagotas. Es más, lo que me gusta es escuchar conversaciones manteniéndome al margen, como si no escuchara: así me entero de más cosas.
Y ayer asistí a una tertulia en la que salió a colación el asunto del popurrí. De los tres que debatían, sólo uno defendía la forma moderna de construir esa composición; es decir, con músicas originales; y lo único que pudo argumentar en su defensa es que, haciéndolo así, la Sociedad General de Autores no puede meterse porque no se le están quitando músicas a nadie; mientras que el popurrí tradicional está compuesto con músicas ya conocidas y, por tanto, al cantarlo en cualquier sitio tienen que declararlo para que los autores de dichas canciones cobren sus derechos. Los demás defendían el clásico popurrí que, aunque es más difícil de hacer, al final, decían, es más agradecido y bonito.
Y yo, Aldonzo, después de escuchar el montón de popurrís que he escuchado (no sólo de este año), te voy a dar mi opinión: los popurrís modernos son tan planos que todos parecen iguales; es más, en las comparsas, da la impresión de que todos están hechos por Juan Carlos Aragón. No tienen personalidad, cuando deberían tener más que los antiguos; sin embargo, ocurre al contrario.
Para el público es más difícil de recordar y de aprender; cosa que es negativa, puesto que uno escribe para la Historia, no sólo para el Jurado y el Concurso. Si son de chirigota, tienen menos gracia. Porque la música que se incluye en cada cuarteta se complementa, si se sabe hacer, perfectamente con la letra y la realza. Si quieres comprobarlo, imagina, mientras lo escuchas, el popurrí del Canijo si tuviera músicas desconocidas y verías que llevo razón en lo que digo y se quedaría en la mitad de gracioso; es más, para mi gusto, está más ingeniosa la selección de músicas que la creación de la letra. Ese estilo, para mí, es el perfecto.
En lo legal, el popurrí moderno no presenta ningún problema fuera del Falla y puede ser grabado y cantado en cualquier sitio sin tener que darle cuenta a nadie; pero en el Concurso sí podría presentarlo puesto que una composición de ese tipo no se llama popurrí, sino suite, y cualquiera que se sintiera perjudicado podría impugnar un resultado adverso por tal motivo. Habría que pensarlo. Un abrazo.
Debe ser que yo tampoco soy un preguntón al uso, sino que voy pidiendo información con cuentagotas. Es más, lo que me gusta es escuchar conversaciones manteniéndome al margen, como si no escuchara: así me entero de más cosas.
Y ayer asistí a una tertulia en la que salió a colación el asunto del popurrí. De los tres que debatían, sólo uno defendía la forma moderna de construir esa composición; es decir, con músicas originales; y lo único que pudo argumentar en su defensa es que, haciéndolo así, la Sociedad General de Autores no puede meterse porque no se le están quitando músicas a nadie; mientras que el popurrí tradicional está compuesto con músicas ya conocidas y, por tanto, al cantarlo en cualquier sitio tienen que declararlo para que los autores de dichas canciones cobren sus derechos. Los demás defendían el clásico popurrí que, aunque es más difícil de hacer, al final, decían, es más agradecido y bonito.
Y yo, Aldonzo, después de escuchar el montón de popurrís que he escuchado (no sólo de este año), te voy a dar mi opinión: los popurrís modernos son tan planos que todos parecen iguales; es más, en las comparsas, da la impresión de que todos están hechos por Juan Carlos Aragón. No tienen personalidad, cuando deberían tener más que los antiguos; sin embargo, ocurre al contrario.
Para el público es más difícil de recordar y de aprender; cosa que es negativa, puesto que uno escribe para la Historia, no sólo para el Jurado y el Concurso. Si son de chirigota, tienen menos gracia. Porque la música que se incluye en cada cuarteta se complementa, si se sabe hacer, perfectamente con la letra y la realza. Si quieres comprobarlo, imagina, mientras lo escuchas, el popurrí del Canijo si tuviera músicas desconocidas y verías que llevo razón en lo que digo y se quedaría en la mitad de gracioso; es más, para mi gusto, está más ingeniosa la selección de músicas que la creación de la letra. Ese estilo, para mí, es el perfecto.
En lo legal, el popurrí moderno no presenta ningún problema fuera del Falla y puede ser grabado y cantado en cualquier sitio sin tener que darle cuenta a nadie; pero en el Concurso sí podría presentarlo puesto que una composición de ese tipo no se llama popurrí, sino suite, y cualquiera que se sintiera perjudicado podría impugnar un resultado adverso por tal motivo. Habría que pensarlo. Un abrazo.