Nadie mandó a los cuplés a luchar contra los elementos. Era injusto medir a los pasodobles más tiernos con pétreos atletas incansables. Resultó imposible que los más humildes pasodobles eclipsaran a estrellas del fútbol mundial. Igual que la mitad de la Semana Santa de Cádiz comparte a sus miembros con el Carnaval, en la fiesta de las coplas abundan los futboleros y futboleras. El duelo de anoche, aunque desequilibrado por la ida, era demasiado morboso y atractivo para que una sesión de preliminares, de las que menos expectativas habría creado aún sin competencia, le plantara cara. No podía ser y no fue. Mientras que los bares de todo Cádiz presentaban un saludable estado, que buena falta les hace, el patio de butacas languidecía con grandes huecos, igual que los palcos, el anfiteatro e, incluso, el paraíso. Decir que el ambiente fue frío es contar poco. Al clima de final de la noche del martes le siguió ayer algo parecido a la calma chicha. Ni pregonera, ni cantantes célebres, ni presentadores conocidos, ni futbolistas. Sólo algunos aficionados que fueron muchos más cuando apareció el cuarteto del Morera, el gran atractivo de la velada que, para mayor ironía, para aliarse con el enemigo del Carnaval ayer, representaban a un club de fútbol. Andrés Ramírez, coautor de la comparsa de Jesús Bienvenido puso una de las anécdotas de la noche al aparecer como figurante. Chicho y Gago también ejercieron esa función.