Si el Peña levantara la cabeza

Por  9:15 h.

Esto del concurso cada año se parece más al sorteo de lotería de Navidad. Mucha expectación, muchas cámaras, un teatro lleno de frikis que acompañan a cada agrupación y una cansina letanía de pedrea que sólo se anima cuando sale un pellizquito. Dicen los que saben que un gordo tempranero es un buen presagio, será por aquello del que pega primero, pega dos veces, será por eso que este año es todo tan aburrido. El caso es que el concurso de agrupaciones se salva cada noche con la actuación de algún grupo de los llamados ‘punteros’ –vaya usted a saber por qué o por quién–, y el resto suena siempre a lo mismo, «miiiiiil euros».
Lo cierto es que el debate servido cada año sobre si deben o no deben llegar a las sacrosantas tablas del Falla todas las agrupaciones que se presentan al concurso ha terminado por convertirlo en una Gala –lo de los pre-paraos no es más que un aperitivo de lo exquisito que puede llegar a ser esto. Si es un concurso, lo lógico es que participen todos, dirá usted. Sí. Lo dice usted, insensato, que no es un picaíto y no le llega a Juanelo ni a la altura del zapato y que selecciona cómodamente desde su casa cómo y cuándo quiere escuchar algo –lo tiene fácil con Onda Cádiz. Pero no lo dicen los que entienden de esto un rato. Que si hay quien no tiene nivel, que si la chirigota de las niñas, que si es de vergüenza, que si el respeto por el teatro, que si una preselección para no deshonrar a la casa de los ladrillos coloraos. Lo de siempre.
A nadie se le ocurriría decirles a las aspirantes a ninfas que son muy feas, que no tienen categoría, que son unas catetas o que no se puede publicar su fotografía porque causaría daños colaterales. Es un concurso, dirán, y todas tienen derecho a presentarse. Pero lo del Falla no es un concurso, sino una Gala, en la que todos –los que cantan y los que escuchan– van a lucirse, a verse, a saludarse, a salir en la tele… Al final van a darle la razón a Josefina Junquera. Si el Peña levantara la cabeza… ¡Ay, que casualidad!