-Este año vuelve a los romanceros, y no con uno, sino con dos.
-Llevamos desde el 2002 saliendo, tanto Revuelta (Calixto) como yo.
Esta vez decidí ir al Concurso del Falla por primera vez por tres
razones: la gente nos animaba a participar porque veía que encajábamos,
también porque por primera vez podían actuar dos intérpretes, y porque
a los dos nos da auténtico pavor subirnos a las tablas, y al miedo no
hay que rodearlo sino atravesarlo.
-¿Hay que darle muchas vueltas al coco para sacar dos?
-No cuesta tanto. El de Alejandro Magno fue un poco difícil porque
su historia no es tan popular, y había que investigar sobre su vida.
Pero yo soy licenciado en Historia y en Animación Sociocultural, y lo
hago por deformación profesional. El de Fidel Castro vino a mí, tan
sólo viendo las noticias me salían las estrofas.
-¿Con cuál se queda de los dos?
-No tienen nada que ver, cada uno tiene su personalidad. Yo valoro
el conjunto, que sea equilibrado, y pienso que los dos lo son. Ambos
son hijos míos y los quiero igual.
-¿Y con cuál das vueltas por la calle?
-Si salgo con Calixto, es Pedro, coautor del romancero de Fidel, el que se queda como comandante.
-¿Esperaba el primer premio?
-En absoluto, sólo quería hacer un papel digno y que gustara a la
gente. Fue una experiencia mística. Varios aficionados me dijeron que
gustó más el de Alejandro, pero pienso que es porque era más
interactivo.
-Se dijo que parecía un cuarteto.
-Pero si pueden participar dos, los cuartetos no son dos. La
diferencia es clara, se reduce a la matemática. Lo importante es el
equilibrio, y si en un cuarteto sólo hablan dos es porque es malo.
También quisimos innovar un poco con el cartelón, que eran los dos
escudos.
-¿Quién ha dado una vuelta por la calle para escucharles?
-Me acuerdo que el año pasado nos felicitó efusivamente María Fernanda D’ocon, premio Nacional de Teatro.
-¿Siempre se da una vuelta por la historia para hacer un romancero?
-Mi compañero Calixto es un enamorado de la historia, y a mí me
apasiona. Hasta me quiero hacer un tatuaje con el nombre de Clio, la
musa de la historia. Así damos a conocer personajes como Nelson,
Alfonso XII o Alejandro Magno.
-¿A quién pones de vuelta y media?
-A los patosos que no dejan escuchar a los que les gustan las
agrupaciones. No saben vivir lo que marca la diferencia con los demás
Carnavales.
-¿Y a qué le darías la vuelta en el Carnaval?
-Todas las fiestas se han homogeneizado y han perdido identidad. El
botellón del sábado me anima a quedarme en casa. Hemos perdido un día
de Carnaval.