Valoración: AQUÍ SE QUEDA
Kichi ha pagado el caché de Julio Iglesias y vuelve por tercera vez a Cádiz. Esta vez han atracado su yate en el Falla. Alegría, buen rollo, simpatía, muy por encima del repertorio. Al subir las cortinas, las coristas se están zampando una buena telera de Medina. Algún cambio en la presentación. Además del Purri, las pruebas confirman también la paternidad de Quique Miranda. Por eso es tan guapito el presentador.
Gran música de pasodoble; la autoría recae sobre Carlos Pérez, que le mete picantito al asunto. Luego se rellena con todo aquello que transita por la simpar cabeza de Luis María, un genio en eso de ir cambiando de tema, de volantazos imprevistos. Dice lo que piensa, pero ‘así’, a lo que salga. Comienzan hablando de su yate, luego piropean al Vaporcito y al final aseguran que se comprarán un submarino para hacerlo reflotar. Surrealismo.
Mascamiento de letra antes del gran banquete del segundo pasodoble. Es la hora de la cena y tienen hambre. Ni ellos se esperaban el tercer concierto. Luis María Rodríguez ¿reflexiona? sobre el Carnaval y su apertura. “Dejarse ya de muros y de poner barreras”. Desbarajuste final que les afecta en la interpretación de los cuplés.
Amenazan a la prensa de tirarse como hizo Joaquín Sabina. Pocos se lo sabían. Curiosísimo el estribillo (‘Julio se ha colado en febrero’). Y malísimo el segundo apuntando que uno de ellos tiene toda la cara de Paco Gandía (¡qué antiguo!). Ni qué decir que los pocos que escuchen el Concurso por la radio se habrán quedado a cuadros.
El popurrí siempre arranca una sonrisa. La onomatopéyica de las almejas y el juego con ’embustelo’ se salen. Ahora, con franqueza. El Concurso de repertorio está desembocando en una competición de sensaciones. Y ahí juegan muchos factores que se escapan propiamente de la copla y devalúan la calidad. Porque el público no siempre tiene la razón, porque la hora, el cansancio, la fatiga, el día condicionan. Porque hay quien despierta filias y quien despierta fobias. Autobuses, risas enlatadas, chistes fáciles, gráciles movimientos sin sentido.. La chirigota palaciega es enormemente divertida, al igual que es inferior a varias que se han quedado en casa tras el avituallamiento obligado de pistachos y anacardos. Y a todos, a ellos y a los otros, les hubiera quedado un mejor sabor de boca.
Ficha de la chirigota Yo soy tu padre
FOTOS: Chirigota ‘Yo soy tu padre’ en el COAC 2020